Alemania ha anunciado un aumento de los controles en todas las fronteras terrestres con el fin de limitar la llegada de inmigrantes irregulares y mejorar la seguridad frente a atentados islamistas, según anunció este lunes la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser.
La medida, que llega tras el atentado de Solingen cometido por un sirio con orden de expulsión y en medio de un creciente debate sobre la política de acogida a solicitantes de asilo, implica un refuerzo de los controles que ya estaba aplicándose en las fronteras de Suiza, República Checa, Austria y Polonia y que ahora se extenderá, desde el próximo día 16, a Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca.
Faeser avanzó que la intención es que la medida esté en vigor al menos seis meses y señaló que se ha notificado a la Comisión Europea puesto que implica límites a la libre circulación del Tratado de Schengen.
Mientras la decisión entronca con las reclamaciones de la oposición conservadora (el primer ministro bávaro, Markus Soder, llamó a reducir de forma "masiva" la inmigración y a acelerar las deportaciones de solicitantes de asilo), ha generado malestar en el gobierno austriaco, que ha avisado de que si Alemania opta por devolver a inmigrantes solicitantes de asilo en frontera, Austria no los aceptará. "No hay margen de maniobra", ha advertido en declaraciones al Frankfurter Allgemeine Zeitung el ministro del Interior austriaco, Gerhard Karner.
Ante el anuncio de Faeser de que se incrementarían las devoluciones en frontera de inmigrantes que hayan solicitado asilo en otro país, Karner ha avisado de que la medida exige un procedimiento formal y el consentimiento del Estado afectado y ha avanzado de que ha dado orden a los agentes en frontera de que no acepten devoluciones "informales".
En su comparecencia, Faeser había reconocido que aún no había hablado del sistema con los países fronterizos aunque aseveró que la medida cumpliría la legislación europea.