En medio del creciente debate en Europa sobre cómo atajar la inmigración irregular, el Gobierno sueco ha optado por multiplicar las ayudas para que los inmigrantes asentados en el país que decidan regresar a su lugar de origen. Esta semana, el Ejecutivo de centroderecha presentó un plan que supone la entrega de hasta 350.000 coronas suecas, unos 30.000 euros, a los inmigrantes que se vayan de Suecia voluntariamente.
"Puede que perciban que la vida en Suecia no haya salido como querían, que estén atascados y alienados o que sean más mayores y quieran regresar al país del que vinieron originalmente", ha señalado en rueda de prensa en Estocolmo el ministro de Migración, Johan Forssell, rodeado de representantes de los otros partidos de la coalición Moderados, Cristianodemócratas y Liberales y del partido Demócratas Suecos que apoya al Ejecutivo.
El gobierno que encabeza Ulf Kristersson no tiene calculado el número de inmigrantes que podrían abandonar Suecia aprovechándose de esta medida, que entraría en vigor en 2026, aunque los presupuestos de ese año asignarán 1.400 millones de coronas suecas para este plan (el equivalente a 122 millones de euros), lo que implicaría que 4.000 individuos pueden recibir la cantidad máxima estipulada.
En la actualidad, los inmigrantes que regresen de forma voluntaria a sus países desde Suecia pueden optar a un pago de 10.000 coronas suecas (870 euros) por adulto y a la mitad de esta suma por niño, pero según Forssell prácticamente nadie está haciendo uso de esta oportunidad.
Para poder solicitar esta ayuda, los migrantes deben hallarse en Suecia de forma legal y contar un permiso de residencia válido, ya sea por razones de trabajo, familiares o de protección internacional.