Joan Kwai es el más joven de los 51 acusados de violar a Gisèle Pelicot -en la pequeña localidad francesa de Maza- que están siendo juzgados estos días por un tribunal de Aviñón. En el momento de los hechos que se le imputan tenía tan sólo 22 años (ahora 26) y estaba en vías de separación.
Los documentos gráficos que obran en poder de la policía -Dominique, el marido e inductor de las violaciones de Gisèle Pelicot, guardaba fotografías y videos de buena parte de los abusos perpetrados tanto por él como por otros hombres- revelan que Joan habría agredido sexualmente a la víctima cuando se encontraba drogada e inconsciente en al menos dos ocasiones.
Una de ellas, en noviembre de 2019, tuvo lugar la noche en la que nació su hija. Joan -nacido en el territorio de ultramar de la Guayana y militar de profesión- había quedado con Dominique Pelicot en su casa para violar juntos a su esposa mientras ella estaba inconsciente. Según ha dicho, nunca se planteó que fuese sin el consentimiento de la mujer.
En cualquier caso, prefirió seguir con sus planes que acudir al hospital y se perdió uno de los momentos más importantes de la vida de cualquier padre. Un hecho que aporta información relevante del perfil del acusado, al que los investigadores consideran "depresivo" y que tiene a sus espaldas otros incidentes violentos en el ámbito familiar.
Durante la instrucción del caso, la que fuera su pareja hasta poco antes de aquellos hechos informó a la policía de distintos episodios de esta naturaleza que vivieron tanto ella como su hija. Incluso relató "numerosos choques" que se resolvían "a palos" con frecuencia. Según reconoció, ambos miembros de la pareja -que se conoció por internet- habían sido infieles.
Culpa al monstruo
Kwai, que fue detenido en Auxonne, negó los hechos inicialmente. Pero las violaciones fueron grabadas y la policía tenía en su poder los archivos. Así que intentó justificar los abusos como relaciones sexuales liberales, en el marco de un "intercambio" de parejas. Según él, estaba convencido de que la víctima -Gisèle Pelicot- "consentía" esos encuentros.
Pero las imágenes, almacenadas en el ordenador de Dominique Pelicot, no dejaban lugar a dudas: su esposa, que había drogado suministrándole varios somníferos previamente, estaba inconsciente. El joven terminó reconociendo las violaciones ante la policía, pero -como han hecho otros acusados- culpando al marido de la víctima de haberle convencido para hacerlo.
Los errores de Pelicot
Dominique Pelicot fotografiaba y grababa las agresiones sexuales a su mujer. Ese fue su gran error. En la actualidad, ese material vertebra la acusación contra él y otros 50 hombres que habrían violado a su mujer durante 10 años. Ofrecía a su esposa como juguete sexual a través de una plataforma de contenidos pornográficos que la policía clausuró el pasado mes de junio -Coco-.
El monstruo de Aviñón -como se le conoce en la actualidad- fue detenido en septiembre de 2020, cuando le pillaron grabando por debajo de la falda de varias mujeres en un supermercado. Los investigadores no imaginaban entonces que podían estar ante uno de los mayores casos de violencia sexual de la historia de Francia.
Fueron las grabaciones que había en el ordenador de Pelicot las que revelaron la magnitud de los hechos que habían cometido Dominique junto a más de medio centenar de hombres. No quiso deshacerse de los cientos de vídeos y fotos que guardaba de las agresiones a su entonces mujer -Gisèle, el divorcio se formalizó el pasado mes de agosto- y a la de uno de sus discípulos.