
El Tribunal Supremo francés ratificó este miércoles la condena por corrupción y tráfico de influencias contra el expresidente Nicolas Sarkozy, convirtiendo la sentencia en definitiva. Con ello, Sarkozy se convierte en el primer expresidente francés obligado a cumplir una pena de arresto domiciliario con un brazalete electrónico, marcando un hito en la historia judicial del país. La condena es de tres años de cárcel aunque no tendrá que ingresar en prisión e incluye la inhabilitación a ocupar cargos públicos y a ejercer de abogado.
Caso ‘’Bismuth’’
El exmandatario, que ocupó el Elíseo entre 2007 y 2012, deberá llevar el dispositivo durante un año, tal y como estipuló la sentencia inicial dictada en 2021 por el Tribunal Correccional de París y confirmada en apelación en 2023. Este castigo se suma a los múltiples problemas judiciales que enfrenta Sarkozy desde su salida del cargo.
La condena es fruto del denominado "caso Bismuth", donde se descubrió que Sarkozy y su abogado, Thierry Herzog, utilizaron una línea telefónica secundaria para mantener comunicaciones secretas. En las escuchas realizadas en 2014, los investigadores detectaron que ambos habrían intentado obtener información privilegiada de Gilbert Azibert, un magistrado, a cambio de prometerle un puesto honorífico en Mónaco.
Recurrirá ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Los abogados de Sarkozy han adelantado su intención de apelar la sentencia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Sin embargo, este recurso no suspenderá la ejecución de la pena. Antes de un mes, Sarkozy deberá comparecer ante un juez para definir las condiciones exactas de su arresto domiciliario y el uso del brazalete electrónico.
Otros procesos judiciales pendientes
La condena definitiva no es el único frente judicial que enfrenta Sarkozy. El próximo 6 de enero comenzará un juicio por la presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007 con fondos provenientes del régimen de Muamar Gadafi. En este proceso, en el que también están acusados los exministros Claude Guéant y Brice Hortefeux, Sarkozy podría enfrentarse a una pena de hasta diez años de prisión.
Además, sigue pendiente de resolución el caso sobre la financiación ilegal de su campaña de 2012. En febrero de este año, fue condenado en apelación a un año de cárcel, con seis meses efectivos y la posibilidad de cumplir la pena con un brazalete electrónico. Este caso, relacionado con un esquema de falsas facturas para ocultar gastos de campaña, aún está en manos del Tribunal Supremo, que no se pronunciará hasta 2025.
Influyente a pesar de sus problemas judiciales
Aunque Sarkozy ha estado apartado de la primera línea política, su influencia en la derecha francesa sigue siendo notable. Mantiene contactos con el presidente Emmanuel Macron y es una figura recurrente en eventos culturales y deportivos, además de lograr un notable éxito con sus publicaciones literarias.