Esta histórica estructura, que a lo largo de los siglos ha jugado un papel crucial en la defensa de la ciudad y en la protección de los pontífices, ofrecerá ahora una nueva oportunidad para que los visitantes puedan experimentar de cerca una de las rutas más significativas en la turbulenta historia de Roma.
El Passetto fue construido en el siglo XVI como una vía de escape secreta para el Papa, permitiéndole huir desde el Vaticano hasta la fortaleza de Castel Sant'Angelo en caso de un ataque o situación de peligro. A lo largo de los siglos, este corredor ha sido testigo de numerosos momentos históricos, desde el cautiverio del Papa Clemente VII durante el saqueo de Roma en 1527, hasta los eventos más recientes relacionados con la seguridad y el poder papal. Su apertura al público ha sido anunciada como una forma de recuperar y revitalizar la memoria histórica de este singular pasaje.
El corredor, de casi 800 metros de longitud, no solo servía como una vía de fuga para los papas, sino que también ofrecía una atalaya militar estratégica. Desde las alturas de sus muros, se podían vigilar los alrededores, un punto de gran importancia para la defensa del Vaticano. En tiempos de guerra o insurrección, el Passetto fue considerado una obra maestra de la ingeniería de fortificación, diseñada para proteger a la Santa Sede de posibles ataques, lo que reforzó aún más su simbolismo como un lugar de seguridad y poder.
Con esta apertura al público, los visitantes tendrán la oportunidad de caminar por el Passetto y explorar su historia a través de paneles informativos y visitas guiadas. Se espera que la restauración y el acceso a este emblemático pasaje atraigan a turistas e historiadores por igual, interesados en descubrir una de las conexiones más estrechas entre el Vaticano y la historia militar de Roma.
La iniciativa ha sido recibida con entusiasmo tanto por los romanos como por los turistas, quienes consideran que esta apertura permitirá una comprensión más profunda de la ciudad y su relación con el papado a lo largo de los siglos. El Passetto, que hasta ahora solo podía ser visitado en ocasiones muy especiales, se convierte en un nuevo punto de interés en el circuito turístico romano, destacando no solo su valor arquitectónico, sino también su rol en la configuración de la ciudad durante tiempos de crisis.