Los sismos, algunos de hasta 4,9 grados de intensidad, han mantenido en vilo a habitantes y turistas, quienes llevan cuatro días sintiendo los constantes movimientos sísmicos que no les permiten descansar.
La situación ha generado una creciente preocupación por un posible gran terremoto en la región, producto de las fallas submarinas cercanas a la isla. Los equipos de rescate ya se han preparado para cualquier eventualidad, mientras las autoridades han tomado medidas preventivas, como el cierre de los colegios y el exhorto a la población para que se aleje de la costa ante el riesgo de un posible tsunami.