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¿Quién es Tagle? El cardenal 'influencer', globalista y cercano al lobby LGTB que seduce a la izquierda

Muchos consideran a Tagle como el "Francisco asiático".

Muchos consideran a Tagle como el "Francisco asiático".
¿Quién es Tagle? El cardenal 'influencer', progresista y cercano al lobby LGTB que seduce a la izquierda | Cordon Press

En la carrera por la sucesión del Papa Francisco, uno de los nombres que más suena, es el del cardenal filipino Luis Antonio Tagle. Conocido como el "Francisco asiático", Tagle ha sido promocionado como uno de los papables favoritos por su cercanía ideológica con el pontífice saliente. No obstante, su perfil despierta recelos en amplios sectores del catolicismo tradicional por su ambigüedad doctrinal, su tendencia a la espectacularidad y su discurso marcadamente alineado con la izquierda.

Tagle, de 67 años, se ha labrado una imagen de pastor con sonrisa permanente y estética desenfadada, que ha sabido darse a conocer con vídeos virales en los que canta Imagine de John Lennon o baila en templos ante una multitud eufórica. Esta faceta cercana ha sido celebrada por afines al progresismo, aunque otros la consideran poco seria para quien podría ser el próximo líder de la Iglesia Católica.

Nacido en Manila y de ascendencia hispano-aristocrática, Tagle fue elevado al cardenalato por Benedicto XVI en 2012, aunque ha sido bajo Francisco cuando su figura ha ganado protagonismo. Fue arzobispo de Manila —una de las mayores diócesis del mundo— antes de ser trasladado al Vaticano como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y posteriormente presidente de Cáritas Internationalis.

Guiños al lobby LGTB

En lo doctrinal, el cardenal filipino representa el ala más blanda del catolicismo actual. Aunque ha expresado en alguna ocasión su oposición al aborto o la eutanasia, lo ha hecho con tibieza. Durante el debate sobre la ley de salud reproductiva en Filipinas —una norma contraria a la familia y favorable a los anticonceptivos—, su postura fue mucho más laxa que la del resto del episcopado filipino. Sus gestos hacia el lobby LGTB y sus declaraciones a favor de una "acogida" menos exigente hacia los homosexuales han sido interpretados como un guiño claro al relativismo moral que tanto ha calado en sectores eclesiales tras el Concilio Vaticano II.

En una entrevista, llegó a admitir que la postura "severa" de la Iglesia hacia las personas homosexuales había causado "daños duraderos", sin profundizar en los riesgos de diluir la doctrina en nombre de la inclusividad. Su ambigüedad sobre temas clave como el matrimonio o la familia tradicional le ha valido el apoyo de los sectores reformistas, pero también el recelo del clero que defiende una Iglesia tradicional.

Influencer

Tagle parece comprender el lenguaje de las redes sociales mejor que el de la tradición eclesial. Estas intervenciones, aunque efectivas recuerdan más a eslóganes de ONG que a una enseñanza sólida basada en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Su defensa acérrima de los inmigrantes —en línea con Francisco— ha sido aplaudida por las élites globalistas, pero criticada por quienes ven en este discurso una renuncia a la identidad cristiana de Europa. De hecho, su visión eclesial se alinea más con los postulados de las agencias internacionales y la corrección política que con la voz profética de la Iglesia que desafía al mundo.

Globalista

El Vaticano actual, obsesionado con la geopolítica y la expansión en regiones florecientes como Asia o África, ve en Tagle un puente hacia ese futuro estadístico. Asia, con casi 900.000 nuevos católicos en el último año, representa el nuevo granero espiritual de Roma, y el cardenal filipino —con su perfil mediático y estilo globalista— encarna esa estrategia. Pero la pregunta es si una Iglesia que crece en número pero pierde claridad doctrinal puede sostenerse a largo plazo.

Tagle, por mucho que encante a los sectores progresistas con su discurso de fe "moderna", es la cara continuista de un modelo eclesial que ha diluido la autoridad moral de la Iglesia y rebajado su mensaje para agradar al mundo. Su elección sería, en la práctica, alargar el experimento Bergoglio y profundizar en la deriva secular del Vaticano.

En definitiva, Tagle es el candidato de las redes sociales, de las ONGs y del globalismo episcopal. Pero muchos católicos —y cada vez más cardenales— empiezan a preguntarse si la Iglesia necesita un influencer o un pastor de verdad. El cónclave comienza el 7 de mayo.

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