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Ponchos: el secreto de Evo Morales

La oposición boliviana se pregunta cómo el patrimonio de Evo Morales se triplicó en sólo seis años pese a su bajo sueldo. La razón: ponchos regalados.

La oposición boliviana se pregunta cómo el patrimonio de Evo Morales se triplicó en sólo seis años pese a su bajo sueldo. La razón: ponchos regalados.

La semana pasada, el diario El Deber, citando datos de la Contraloría General, reveló que el patrimonio del presidente boliviano se había incrementado de unos 110.000 dólares a 388.657 dólares desde que asumió el cargo en enero de 2006. Es decir, más del triple. Esto sorprende sobre todo porque Evo Morales, en cuanto asumió el poder, redujo el sueldo del presidente de 4.300 dólares a 2.100 dólares. Un simple ejercicio matemático demuestra que no es posible ese incremento.

Como era de esperar, la oposición reaccionó a la información. El líder de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, opinó que "esto es una muestra de lo que está pasando en el país" pues, a su juicio, los productores de hoja de coca, a quienes Morales todavía lidera, "se están enriqueciendo" más que otros sectores. Por su parte, la senadora Centa Rek, de Convergencia Nacional, dijo que "el salario que percibe es muy bajo. Lo mismo pasa con los legisladores y nos consta que ese salario no permite ahorrar e incluso es insuficiente para enfrentar los gastos mensuales".

Ante estas dudas, el Gobierno ya había asegurado que el patrimonio del mandatario creció por la revalorización de la casa que posee en la ciudad central de Cochabamba, una parcela en la zona productora de coca del Chapare y algo de ganado camélido en su pueblo natal andino Orinoca.

Evo Morales tardó un poco más en pronunciarse. Al hacerlo, dijo que su patrimonio personal creció gracias a los más de 500 ponchos tejidos que posee valorados en 100.000 dólares, ya que cada uno tendría un valor de 200 dólares. Según informó, todos ellos provenientes de regalos recibidos en sus visitas al campo. En un discurso se preguntó y afirmó: "¿Yo, qué culpa tengo? Si el pueblo me regala y regala, el patrimonio va seguir creciendo".

Esta explicación no convence. En declaraciones que publica El Deber, el politólogo Gabriel Peláez dijo que si se trata de regalos, cualquier funcionario puede decir "me han regalado una casa, un auto o 10.000 dólares" por lo que "el presidente está obligado a declarar la fortuna que tiene con explicaciones sólidas". Carlos Hugo Molina, abogado constitucionalista, va más allá y aclara que los regalos que recibe el presidente no le pertenecen, sino al Estado: "Esas declaraciones sobre los regalos no son serias. Lo que esperamos los bolivianos es una actitud menos irónica para poder transparentar un dato que es absolutamente relevante para todos".

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