Hace ya 32 años, el director Adolfo Aristarain imaginó una escena muy parecida a la encontrada en el baño del fiscal Alberto Nisman. En su película Últimos días de la víctima –cuyo guión es de su creación en colaboración José Pablo Feinmann, autor de una novela homónina– se ve cómo una persona es asesinada aunque la escena del crimen se presenta posteriormente como un suicidio.
Ha sido el diario Perfil el que apuntó esta coincidencia con el caso Nisman ante la posibilidad de que no fuera un suicidio y mas bien un claro caso de asesinato. Por eso dice que la película "explica claramente cómo es el trabajo de los asesinos a sueldo para 'crear suicidios' y hay varios que le encuentran similitudes con el caso Nisman".
El hecho es que en la historia, el hombre asesinado es el financista Carlos Ravenna, acusado de varios fraudes, y quien se presentaría en rueda de prensa al día siguiente, otro punto de coincidencia con Nisman. Según el guión, su muerte dejaría a salvo a varias personalidades.
Es así como el asesino –protagonizado por el conocido actor argentino Federico Luppi– ingresa en el departamento y asesina a Ravenna en la bañera de su baño con un disparo en la sien. A partir de ahí, el asesino prepara la escena del crimen para que, cuando el cuerpo sin vida sea encontrado por las autoridades, parezca un suicidio.