El próximo domingo, Venezuela celebra unas elecciones legislativas clave para el futuro inmediato del país. Varias encuestas pronostican una victoria de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), algo que ha puesto en alerta a Nicolás Maduro y a toda la estructura organizacional del chavismo, que no han dejado de amenazar en caso de que las previsiones se cumplan.
Para evitar cualquier circunstancia violenta en las calles venezolanas, la coalición opositora ha pedido al Ejército que cumpla con su "compromiso constitucional e institucional" para generar las garantías de que los comicios van a transcurrir y culminar de forma cívica, en paz, con transparencia.
Estas elecciones estarán respaldadas por el llamado Plan República, un operativo militar habitualmente desplegado para asegurar los procesos electorales. De esta manera se desplegará a 163.000 miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y contará con 25.000 militares más de reserva para garantizar la seguridad. Este cuerpo de reservistas tendrá la capacidad de actuar en cualquier parte del país en función de las necesidades que se presenten, ya sean de orden público o de cualquier otra naturaleza.
El que no deja de intervenir en estos últimos días es Nicolás Maduro, para muchos por el nerviosismo que le provoca estas elecciones. Incluso ha llegado a reaccionar ante propuestas de la coalición chavista del Gran Polo Patriótico (GPP), grupo que presentó un documento con sus nueve "compromisos" legislativos que incluyen propuestas en áreas sociales, políticas, económicas, laborales, educativas y deportivas. El chavista se hizo eco de estas propuestas en un acto público televisado en el que pidió disciplina a sus militantes: "¡Yo no soy monigote de nadie ni estoy aquí para ser un monigote; yo estoy aquí para dirigir una revolución triunfante, socialista comunal, popular!", respondió a gritos ante miles de seguidores.