Jair Bolsonaro ganó este domingo las elecciones presidenciales en Brasil con un 55,42% de los votos válidos y sucederá al mandatario Michel Temer el próximo 1 de enero para gobernar el país hasta 2022.
De acuerdo a los resultados oficiales, cuando se ha escrutado el 97,38% del censo, Bolsonaro ya es presidente electo pues su ventaja no puede ser recortada por el progresista Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT), quien obtuvo un 44,58% de los votos válidos.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército que defiende la dictadura que imperó entre 1964 y 1965 y es conocido por opiniones de talante racista, machista y homófobo, estuvo al frente de todas las encuestas de opinión desde hace meses. Haddad entró en campaña el pasado 11 de septiembre, cuando fue anunciado como sustituto de Luiz Inácio Lula da Silva, hasta ese momento candidato del PT pero vetado por la justicia electoral por su condición de presidiario, condenado a doce años por corrupción.
En la primera vuelta celebrada el pasado día 7, Bolsonaro ganó con un 46% de los votos, y Haddad quedó en el segundo lugar, con un 29%, entre un total de trece candidatos.
Bolsonaro, de 63 años, es diputado desde hace casi tres décadas y ha sido elegido presidente en representación del Partido Social Liberal (PSL), una formación minúscula hasta ahora, pero que en las legislativas del pasado 7 de octubre consiguió 52 de los 513 escaños en la Cámara de Diputados. El grupo del PSL sólo será superado en la próxima legislatura por el del PT, que tendrá 56 diputados en una cámara totalmente fragmentada y en la que estarán representados 30 partidos, que en su mayoría se han manifestado favorables a Bolsonaro.
Primeras reacciones
En un discurso leído ante las cámaras de televisión, Bolsonaro se comprometió a "pacificar" el país y defender "la Constitución, la democracia y la libertad". Agregó que su "Gobierno será defensor de la Constitución, de la democracia y de la libertad. No es la promesa de un partido, es un juramento a Dios.
El nuevo presidente recalcó que su Gobierno será "constitucional y democrático", llevará adelante las reformas económicas para romper un "ciclo vicioso de crecimiento de deuda" y "defenderá los derechos de los ciudadanos". "Les ofrezco un Gobierno decente que trabajará para todos los brasileños" dijo y añadió también su compromiso con la libertad de "ir y venir" de las personas, la libertad religiosa y política y la libertad de informar y de tener opinión.
"Lo que ocurrió en las urnas no fue la victoria de un partido, sino la celebración de un país por la libertad", recalcó Bolsonaro, quien estuvo respaldado por su mujer, Michelle Bolsonaro, y un grupo de correligionarios en su casa de Río de Janeiro.
En materia de política exterior, el próximo jefe de Estado brasileño aseguró que "liberará" la Cancillería de relaciones con "tendencia ideológica" y recuperará el "respeto internacional" por el país sudamericano.
Haddad acepta la derrota
Por su parte, Haddad afirmó que, desde la oposición, velará para que se respete a la parte de la población que diverge del presidente electo del país. "Tuvimos más de 46 millones de votos, es decir que representamos a una parte expresiva de la población brasileña, que necesita ser respetada", afirmó.
"Una gran parte de la población diverge de la mayoría y merece respeto", agregó Haddad y dijo que "tendremos una tarea enorme en el país como oposición ya que, en nombre de la democracia, tendremos que defender los pensamientos y los derechos de esos 46 millones de electores que divergen".
Agregó que, pese a que asumirá el deber de ejercer la oposición, la formación liderada por Lula actuará colocando el interés de todos los brasileños por encima de todo. "No dejaremos el país atrás. Lo colocaremos por encima de todo. Defenderemos nuestro punto de vista respetando la democracia, especialmente por lo que está en juego", aseguró el candidato socialista, al insistir en que la victoria de Bolsonaro pone en riesgo la democracia en Brasil.
"Muchos electores cambiaron su voto en los últimos días al tomar conciencia de lo que estaba en juego en Brasil. Vivimos un período ya largo en que las instituciones ha sido puestas a prueba en todo instante, primero con la destitución de Dilma Rousseff y después con la persecución a Lula, pero seguimos con determinación y coraje", agregó.