El Congreso peruano vivió este lunes una de sus jornadas más polémicas y surrealistas desde la renuncia de Alberto Fujimori en el año 2000. El constante enfrentamiento del Parlamento con el Ejecutivo –primero con el elegido presidente Pedro Pablo Kuczynski y después con Martín Vizcarra, entonces vicepresidente– generó más tensiones y este lunes el presidente peruano dio un paso que calificó de "constitucional".
El presidente Vizcarra tomó la decisión de disolver el Congreso después de que este órgano legislativo lo desafiara y eligiera a un nuevo miembro del Tribunal Constitucional (TC) sin discutir la cuestión de confianza presentada por el Ejecutivo para intentar detener ese proceso. La decisión del Legislativo, que domina el partido fujimorista Fuerza Popular, se tomó en medio de una jornada caótica, que a primera hora incluyó la presentación de la petición de confianza por el primer ministro, Salvador del Solar, quien poco antes se encontró con las puertas del hemiciclo cerradas.
En un mensaje, Vizcarra señaló que "ante la denegación fáctica de la confianza y respeto de la constitución política del Perú he decidido disolver constitucionalmente el Congreso y llamar a elecciones de parlamentarios de la República, la decisión está dentro de la Carta Magna".
Además, reiteró que los actuales parlamentarios se encuentran alejados de la realidad peruana al negar los proyectos presentados por el Ejecutivo: "Los congresistas negaron la Ley de Inmunidad (...) el Congreso subraya la desvergüenza parlamentaria, divorciada de la realidad de los peruanos. Buscamos generar un mecanismo más transparente y participativo de los miembros del comité constitucional para evitar las repartijas y utilización de instituciones para que unos pocos se sirvan de ellas".
La oposición habla de golpe, la calle celebra
La disolución del Congreso fue vista como un golpe de Estado por la oposición, liderada por el fujimorismo, que controla el extinto parlamento con mayoría. El Partido Aprista, gran aliado político del fujimorismo señaló que "estamos claramente ante un golpe de Estado. Me hace recordar al 5 de abril de 1992. Tendrá que responder ante la ley. Hoy todos los protagonistas del 5 de abril están presos", aseguró a periodistas el ex primer ministro y portavoz del Partido Aprista, Jorge del Castillo. Su compañero de filas Mauricio Mulder lo catalogó de "una felonía" y consideró que Vizcarra está exactamente igual que Fujimori el 5 de abril de 1992".
Sin embargo, este paso de Vizcarra fue recibido con marchas de apoyo en varias ciudades peruanas. Las primeras movilizaciones de grupos civiles, políticos y juveniles se concentraron en la céntrica Plaza San Martín, en el casco histórico de Lima, y se desplazaron hacia el Palacio Legislativo.
Las banderas nacionales con los colores rojo y blanco, carteles que reclamaban el "cierre del Congreso" y banderolas del partido izquierdista Nuevo Perú eran portados por los manifestantes que saludaron la decisión de Vizcarra. En tanto, la policía montada y camiones antimotines intentaban impedir el acceso al Parlamento de cientos de manifestantes, que se aproximaban lanzando el lema "Sí, se pudo".
En la ciudad andina de Arequipa, a 1.030 kilómetros al sur de Lima, diversos grupos políticos, agricultores y pobladores marcharon por el centro de la urbe para celebrar el cierre del Parlamento con carteles que reclamaban que el Legislativo "no nos representa". De igual forma, la población se movilizó en las ciudades de Cusco, Huancayo, Huaraz, Chimbote, Tacna, Puno y Moquegua.
El Congreso juramenta a la vicepresidenta
Ante esta situación y críticas por parte de los legisladores, la vicepresidenta peruana, Mercedes Aráoz, juró ante una facción del Congreso como "presidenta en funciones" de Perú. "Estoy asumiendo temporalmente la Presidencia de la República", señaló Aráoz antes de decir que Vizcarra "ha incurrido en grave infracción constitucional".
La también parlamentaria aseguró que es su "deber como ciudadana, como mujer, como madre, y como vicepresidenta asumir este mandato", a pesar de que la decisión de Vizcarra cuenta con un mayoritario apoyo ciudadano.