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Perú: ¿De los temidos "colectivos" de Maduro a los "ronderos" del comunista Castillo?

La insistencia del presidente comunista de Perú de incluir a los llamados "ronderos" en la seguridad levantan sospechas de objetivos oscuros.

La insistencia del presidente comunista de Perú de incluir a los llamados "ronderos" en la seguridad levantan sospechas de objetivos oscuros.
Ronderos en Lima en apoyo a Pedro Castillo. | Twitter

Desde que Hugo Chávez tomó el poder en 1999 comenzó un proceso de organización en la población para sus propios beneficios y creó lo que se han llamado "colectivos", una suerte de grupo paramilitar -y por lo tanto armados- que usaba para amedrentar a los opositores y a los manifestantes que se echaban a la calle para protestar contra el gobierno. Con Nicolás Maduro estos grupos se han mantenido y desde el gobierno han llamado a su movilización en defensa del régimen.

Este fenómeno ha sido recordado con preocupación por los peruanos desde que el presidente Pedro Castillo, elegido por el partido comunista Perú Libre, comenzó a hablar de las rondas campesinas, un sistema de seguridad local creado en los años 70 especialmente en zonas como Ayacucho -la que más sufrió la violencia terrorista- además de Cusco y Cajamarca, región de origen de Castillo. Esos "ronderos" -y también los posteriores Comités de Autodefensa creados en los 90 por Alberto Fujimori- ayudaron al Estado a la derrota de los grupos terroristas.

Consultado sobre este fenómeno, Orazio Potestá, periodista experto en asuntos relacionados con seguridad y terrorismo, señaló que la creación de las rondas en los años 70 fue una suerte de "respuesta a un estado que no funcionaba. Es decir, no nacen para ir a la par con el Estado". También aclara que "hay que tener en cuenta que algunos ronderos también cometieron violaciones a los derechos humanos, aunque esto muchas veces es ignorado por la izquierda, la cual sí escudriña a los Comités de Autodefensa creados por el fujimorismo".

Pero la sensación es que se busca algo más que solo contribuir con la seguridad. En su discurso de investidura, Castillo dijo que buscaría "expandir el sistema de las rondas en Perú" para lo que asignaría "un presupuesto para dotarlas de logística necesaria. Asimismo, promoveremos su participación en la fiscalización a las autoridades en la ejecución de la inversión pública en sus comunidades". De hecho, se propuso "convocar las rondas, a conformarlas donde no existen, en los niveles regionales y locales".

Sin embargo, la gran duda es lo que podría significar eso en las grandes ciudades, especialmente en Lima, donde la labor de la Policía es apoyada en algunos distritos de la capital por un sistema de seguridad local llamado Serenazgo. El propio alcalde de Lima, Jorge Muñoz, mostró su preocupación por esta posibilidad. En declaraciones a Canal N, dijo que esto "puede generar la creación de ejércitos particulares, fuerzas particulares que luego terminan desnaturalizando la seguridad".

Víctor Vallejos, presidente de la Confederación Nacional de Rondas Campesinas (Conarc), reveló el pasado sábado al diario El Comercio que presentará un plan a Castillo para tener hasta 40.000 ronderos en Lima. Muñoz dijo a la cadena RPP que "puede terminar siendo algo pernicioso porque tenemos experiencias como las que hay en Venezuela, Cuba, Nicaragua, donde se armaron civiles para realizar acciones políticas". Advirtió que "es el riesgo latente que existe de armar a grupos para el beneficio de unos pocos en detrimento de otros, con una evidente naturaleza política. No quisiéramos que esto suceda en el país".

Sin embargo, Potestá no ve futuro en las brigadas urbanas cercanas a Perú Libre porque "la gente ya está avisada por lo que ocurrió en Venezuela y antes en Cuba" y recuerda que Castillo es sumamente impopular en Lima, a diferencia de Chávez que tenía, en ese momento, todo el apoyo de la población.

El Comercio también consultó a José Luis Pérez Guadalupe, exministro del Interior en 2015 y 2016 en el Gobierno de Ollanta Humala y, dijo que "el peligro es si estamos frente a las nuevas milicias del gobierno. Si esta 'fuerza ronderil' apunta a esto, sería un grave error y un grave riesgo para el país". Además, comentó al diario Perú 21 que "no hay que ser muy inteligente para darse cuenta cómo comienza y cómo termina esta pretensión. El presidente es Pedro Castillo, y él es el que está deslegitimando a las instituciones del Estado. Y esta no es una estrategia nueva. Lo han hecho todos los dictadores y ya sabemos cómo termina la película".

Después de la segunda vuelta del 6 de junio, mucho ronderos se trasladaron a Lima para "defender" la victoria de Castillo. Su presencia frente a la sede del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) no pasó desapercibida, no solo porque acamparon durante semanas en esa zona del centro de Lima, sino porque también se mostraban en diversas ocasiones con machetes y látigos -que llaman "chicotes"-, los mismos que usan para el castigo en sus regiones.

De lo que no hay duda es que lo mencionado sobre los ronderos por Castillo en sus primeras palabras como presidente llevó a varios expertos en la materia a pronunciarse, y también a recordar las imágenes de los "colectivos" chavistas, una estrategia comunista para crear verdaderas fuerzas de choque de represión, extorsión, y acoso contra la oposición.

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