Durante las últimas semanas, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha cumplido una exigente agenda como mediador, representante y/o embajador de los principales líderes socialistas y comunistas de Iberoamérica. Desde su labor como "observador" en Venezuela hasta la reunión del Grupo de Puebla, pasando por simposios, charlas y eventos diversos, Zapatero se ha convertido en el "amigo" de los regímenes narcocomunistas y en su principal nexo de unión con España.
El 18 de noviembre, Zapatero se reunió con Luis Miguel De Camps, el presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) de República Dominicana. En el encuentro también participó la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Hana Jalloul, presidenta del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid y secretaria de relaciones internacionales y cooperación al desarrollo.
El pasado 21 de noviembre, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió a Zapatero en el Palacio de Miraflores un día antes de las elecciones locales y regionales. El expresidente español acudió en calidad de "observador internacional" junto a otro viejo conocido del régimen chavista, Juan Carlos Monedero. Allí, Zapatero pidió que "el Gobierno y oposiciones dialoguen permanentemente" en un discurso destinado a blanquear unas elecciones plagadas de irregularidades y en las que la abstención alcanzó el 60%.
Actos comunistas promocionados por el Gobierno
Antes de viajar a México para participar en la cumbre del Grupo de Puebla, el dirigente socialista participó en España en el seminario 'El hilo rojo de la paz entre España y América Latina', que organizó el 25 de noviembre la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Fundación de Investigaciones Marxistas, cuyo patronato está presidido por el diputado y secretario general del PCE, Enrique Santiago. Según VozPópuli, Zapatero intervino en el bloque sobre las amenazas actuales para la paz en América Latina y su charla se tituló "El diálogo como mecanismo de prevención del conflicto".
El 29 de noviembre, Zapatero recibía los aplausos de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, por su labor "por la paz y la convivencia". El evento, destinado a ensalzar el "Acuerdo de Paz" firmado hace cinco años en Colombia, estuvo organizado por la propia Secretaría de Estado para la Agenda 2030, que dirige Santiago (asesor de la narcoguerrilla de las FARC) en uno de los campus de la Universidad Carlos III. Allí, Zapatero compartió mesa con el excomandante en jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko.
Un día más tarde, Zapatero, difundía un video entregando su apoyo al candidato chileno Gabriel Boric de cara la segunda vuelta del proximo 19 de diciembre donde se medirá frente al candidato del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast para llegar a La Moneda. "Por eso apoyo a Boric, porque quiero que la historia no se detenga, que apueste por el futuro en Chile y Latinoamérica, por un Chile plenamente democrático, abierto al mundo, por un Chile de libertades y derechos, de políticas sociales, por un Chile hermano y amigo de España", afirmó Rodríguez Zapatero.
Cumbre del Grupo de Puebla
Y ese mismo miércoles, ya en México, Zapatero también repartió alabanzas para el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el "Encuentro internacional por las causas de los pueblos". Según el exdirigente socialista el proyecto de Obrador va por buen camino y la llamada "Cuarta Transformación" está siendo un gran cambio que el país necesitaba. Al acto también asistieron los exmandatarios de Ecuador y Brasil, Rafael Correa y Dilma Roussef, entre otros.
Y así llegamos a la Cumbre del Grupo de Puebla, con asistentes como Correa, Rousseff, el expresidente de Colombia Ernesto Samper y el expresidente de Paraguay Fernando Lugo. También participaron de forma remota el presidente de Argentina y fundador del Grupo de Puebla, Alberto Fernández, el de Bolivia, Luis Arce, y el expresidente de Brasil Lula da Silva. Además, acudieron Juan Carlos Monedero y Baltasar Garzón.
Desde allí, los participantes respaldaron la propuesta del presidente mexicano de gravar a las personas y empresas más ricas de mundo para combatir la pobreza. Como no puede ser de otro modo, el Grupo de Puebla también celebró los nuevos "soplos de viento progresista" en la región como la elección de los nuevos Gobiernos izquierdistas de Argentina, Bolivia y Perú o la Asamblea Constituyente chilena.
Charlas, asambleas y feria del libro
La agenda de Zapatero en México ha estado plagado de actos que le han confirmado como uno de los grandes baluartes de la tiranía chavista en Europa. El martes pasado, en una de las asambleas del Grupo de Puebla, Zapatero insistió en que debe retomarse el diálogo en Venezuela: "El diálogo debería retomarse para avanzar en aquello que me parece más importante de fondo que es recuperar los consensos básicos, el espíritu de convivencia y el reconocimiento de una parte hacia la otra", añadió.
Además, opinó que toda la región está caminando hacia el progresismo y que no habrá cabida para cualquier otra opción política, que automáticamente quedan calificada como "extrema derecha": "Pensando en el continente es muy importante la elección de Chile, pienso que no va a ganar la derecha extrema. Pienso también que (Jair) Bolsonaro perderá, y hasta en Colombia puede ser que haya un cambio", comentó.
Todavía tuvo tiempo Zapatero para participar en la mesa de diálogo "Igualdad frente a libertad, libertad frente a igualdad. ¿Es posible resolver la tensión perenne?", realizada en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en la que insistió en que el proceso de integración favorecería el consenso en América Latina más allá de "los mesianismos".
"La recuperación del consenso básico en Latinoamérica es la integración, la unidad, sin duda. Un gran proyecto que no tenga ningún contenido mesiánico, sino racional, político y de construcción, empezando por el comercio, los títulos universitarios o las infraestructuras comunes", señaló.
Además, insistió en que la integración latinoamericana tendría que ser una aspiración similar a lo que fue la independencia. "Debería ser una utopía tan poderosa como lo fueron las utopías y aspiraciones de la independencia. Es más, la independencia auténtica de Latinoamérica sería el día que logre una gran integración, igual que Europa ha sido Europa solo cuando ha sido la Unión Europea", expresó.