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El opositor Guillermo Fariñas, detenido de nuevo por la dictadura cubana

El disidente ha sido ingresado en un hospital en contra de su voluntad. Es la segunda vez en menos de un mes.

El disidente ha sido ingresado en un hospital en contra de su voluntad. Es la segunda vez en menos de un mes.
Fariñas, recogiendo el Premio Sàjarov en 2010. | EFE

Ha vuelto a ocurrir. El régimen comunista cubano retiene en contra de su voluntad al opositor Guillermo Fariñas desde que este jueves, pasadas las 8 de la tarde (hora española), unos agentes de la DSE se lo llevaran de su casa. Poco después lo denunciaba públicamente su familia. Su madre en Radio Martí y su hija a través de Twitter. Ambas lo tildaron de secuestro. Se encontraban angustiadas por no saber su paradero y preocupadas por su delicado estado de su salud.

Una hora más tarde aproximadamente, Haisa Fariñas comunicaba a través de la misma red social que habían recibido una llamada para informarles de que su padre se encuentra en el Hospital Nuevo de Santa Clara, el centro sanitario en el que ya le internaron por la fuerza hace menos de un mes, coincidiendo con la convocatoria del 15N. Dos días antes, el 13 de noviembre, lo detuvieron y lo ingresaron en la unidad de trasplantes, donde permaneció "seis días en un cubículo aislado", según denunció él mismo.

Un disidente incómodo

Guillermo Fariñas, coordinador del Foro Antitotalitario Unido (FANTU), tiene a sus espaldas una larga lista de detenciones, encarcelamientos y vejaciones por parte del régimen comunista cubano. Es un periodista incómodo para el poder. Apenas unas horas antes de este nuevo episodio de represión, anunciaba junto a la líder de las Damas de Banco, Berta Soler, su intención de renunciar al Premio Sàjarov si la UE continuaba en la posición de abandono a la sociedad civil en Cuba.

Fariñas no es de los cubanos que intentan evitar la confrontación con el régimen usando metáforas y eufemismos. LLama a las cosas por su nombre. En declaraciones a LD, unas horas antes de que unos agentes se presentaran en su casa para llevárselo, el opositor hablaba con claridad de lo que está ocurriendo en la isla desde que el pasado 11 de julio el pueblo saliera a la calle para pedir "un cambio político" y rechazar "el modelo de construcción del supuesto socialismo" que impera en Cuba. "La junta militar en el poder, neoraulista como yo la llamo, lo está reprimiendo de manera desmesurada: golpeando y coaccionando, empujando a que las personas se vayan al exterior, amenazando y hasta matando", aseveró.

Sobre sí mismo, llegó a decir: "soy de los que quedamos vivos dentro de Cuba, todavía no nos han matado". Él sabe que entra dentro lo posible. Pero, aún a sabiendas, pone en peligro su integridad física en busca de una Cuba mejor para las generaciones venideras. "Tenemos un compromiso moral con el pueblo cubano, con la ciudadanía cubana y con la causa de la remodelación de Cuba", sentenció. Para conseguirlo, sabe que la colaboración internacional es importante. "La impunidad y la complicidad de la UE con la dictadura neoraulista debe terminar".

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