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Kast o Boric, Chile elige entre un giro conservador o el abismo de la extrema izquierda

Este domingo los chilenos acuden a las urnas en unas elecciones muy igualadas en las que eligen entre dos modelos de país extremadamente distintos.

Este domingo los chilenos acuden a las urnas en unas elecciones muy igualadas en las que eligen entre dos modelos de país extremadamente distintos.
Gabriel Boric y José Antonio Kast en el último debate electoral. | EFE

El conservador José Antonio Kast y el ultraizquierdista Gabriel Boric –y estas son sus verdaderas filiaciones políticas y no las que encontrarán en la mayoría de los medios– se enfrentan este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile.

Kast llegó a este balotaje, como se les llama en América del Sur a las segundas vueltas electorales, tras imponerse en las la primera convocatoria con un 27,91% de los votos, mientras que Boric fue segundo con un 25,82%.

El candidato derechista ha sido la gran sorpresa de la campaña: no partía entre los favoritos pero no dejó de subir en las encuestas y acabó superando no sólo a todos los candidatos del centro derecha incluido Sebastián Sichel, que ganó las primarias de la coalición Chile Vamos a la que pertenece el todavía presidente Sebastián Piñera, sino también a todos los de la izquierda.

Del otro lado del espectro político, Boric se limitó a cumplir las expectativas e incluso vio como su campaña flaqueaba en parte tras los debates con otros candidatos, ya que mientras que había liderado las encuestas desde que fue elegido en primarias, en los últimos días y en la votación final se vio superado por Kast.

La Dignidad y el Frente (no tan) Amplio

Boric es el candidato de la coalición Apruebo Dignidad, formada as su vez por dos coaliciones: Frente Amplio, una reunión de partidos a la izquierda de los socialdemócratas chilenos que hasta ahora se habían turnado en el poder con el centro derecha; y Chile Digno, comandada por el Partido Comunista de Chile y el Partido Igualdad.

Este gran conglomerado de ultraizquierda ha sido el mayor beneficiado electoral de la agitación social que la propia izquierda ha lanzado en los últimos años contra el gobierno de Piñera y que incluso ha supuesto un plebiscito constituyente que aprobó la elaboración de una nueva Carta Magna para el país y, posteriormente, la votación de una Asamblea Constituyente.

El Frente Amplio fue fundado en 2017 y su alianza con los comunistas llegó a principios de 2021 como una herramienta electoral. En las elecciones convencionales constituyentes celebradas en mayo logró la segunda posición con un 18,74% de los votos, menos de dos puntos por detrás de Vamos por Chile, la coalición de Piñeira.

Los candidatos: ¿qué quiere la izquierda?

Los planteamientos ideológicos e incluso el estilo de Boric y la coalición que lidera son similares a lo que supuso en España la primera irrupción de Podemos y, sobre todo, a las nuevas fórmulas que se están intentando poner en marcha en el peronismo argentino y también en España. De hecho incluso ha llegado a sonar Frente Amplio como el nombre para el proyecto de ultraizquierda que está intentando montar Yolanda Díaz entre el entusiasmo desmedido de una gran parte de la prensa.

Pese a que sobre todo de cara a esta segunda vuelta ha tratado de presentar una cara más moderada, el programa de Boric es en buena medida el de toda la ultraizquierda en Iberoamérica y viene marcado por aspectos como aumentar la intervención del Estado en la economía, las reformas impositivas cuyo principal fin es aumentar la presión fiscal y la fuerte introducción en la agenda pública de aspectos divisivos como el indigenismo y el feminismo.

En el caso de Chile tiene especial importancia su propuesta de acabar con el exitoso sistema de pensiones privadas que se creó durante la dictadura de Pinochet y que, pese a ser una de las bestias negras de la izquierda mundial, es un gran éxito para los pensionistas chilenos, ha sido copiado en varios países y es considerado una de las claves de la prosperidad económica de Chile en las últimas décadas.

Kast, derecha conservadora

Pese a ser tachado de ultraderechista por prácticamente todos los medios, José Antonio Kast responde más al perfil de una derecha conservadora clásica. Entre sus referentes políticos aparecen nombres como Reagan o Thatcher. Se le ha acusado de reivindicar a Pinochet, pero en realidad en las declaraciones que han dado pie a ello lo que dijo en realidad fue que, al contrario de lo que pasa en Nicaragua, Cuba o Venezuela, el régimen de Pinochet planteó un plebiscito democrático y aceptó el resultado que significaba su salida del poder.

"Yo nunca he negado que existió gobierno militar, que fue un gobierno autoritario, que se cometieron violaciones a los derechos humanos. De hecho, yo voté a favor de todas las leyes de reparación mientras era diputado", ha dicho el propio Kast para desmentir unas vinculaciones que pese a ello no han dejado de producirse.

En cuanto a sus propuestas, son las que defienden muchos partidos conservadores con una perspectiva económica liberal: control de la inmigración ilegal, bajadas de impuestos, austeridad, desregulación y privatización de empresas públicas. Además, en el convulso panorama de Chile tras las violentísimas protestas que sacudieron el país en 2019, Kast ha prometido en repetidas ocasiones "paz, seguridad y orden".

¿Cómo van las encuestas?

En una elección en la que se ofrecen al votante dos modelos de país completamente diferentes e incluso contrapuestos las encuestas prevén un resultado extremadamente igualado, pero la tendencia de ambos candidatos difiere: en las últimas semanas Kast ha mejorado sus previsiones mientras que Boric las ha empeorado.

Los dos sondeos que se han conocido esta semana, ya fuera del plazo legal para su publicación en Chile, dan el 50% a cada candidato. Sin embargo, una encuesta de una de las firmas que ahora apuesta por el empate daba a primeros de diciembre una ventaja de más de tres puntos a Boric.

Además, desde la celebración de la primera vuelta el pasado 21 de noviembre hasta la prohibición legal de publicar más resultados el 4 de diciembre, de once sondeos conocidos sólo uno había colocado por delante a Kast –y con una ventaja de nada más que tres décimas– y los diez restantes apostaban por la victoria de Boric, alguno de ellos con más de 15 puntos de diferencia. La situación recuerda a la de la primera vuelta, donde la mayoría de las encuestas colocó al candidato de izquierdas como favorito con una ventaja que se iba reduciendo para, al final, verse sobrepasado.

De no ocurrir esto, además de abocar a Chile a un gobierno desastroso, el precario equilibrio regional de América del Sur volaría hecho pedazos, con gobiernos de ultraizquierda en Venezuela, Perú, Argentina y el propio Chile, elecciones presidenciales en Brasil el próximo año y una situación muy complicada para países como Ecuador o Colombia que han evitado caer, por el momento, en brazos del izquierdismo cubano-chavista.

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