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Oleada de protestas y detenciones tras varios días de apagón en Cuba

El pueblo cubano reclama agua, luz y libertad, al ritmo de sus cacerolas. La dictadura lo reprime a base de palos y arrestos.

El pueblo cubano reclama agua, luz y libertad, al ritmo de sus cacerolas. La dictadura lo reprime a base de palos y arrestos.
Protesta del 30 de septiembre en La Habana, tras tres días de apagón. | EFE

Cuba se apagó -literalmente- el pasado martes, con el paso del huracán Ian. El fenómeno meteorológico le ha venido muy bien a la dictadura comunista para tener a quién echarle la culpa de un problema que arrastra desde hace años y que se viene manifestando con continuos cortes eléctricos desde el mes de mayo. La red de centrales termoeléctricas de la isla está anticuada y no genera suficiente energía para cubrir las necesidades de sus 11 millones de habitantes, que se ven obligados a hacer cola -también- para cargar sus teléfonos móviles en hoteles y hospitales.

A día de hoy, la electricidad sigue sin volver. Se va restableciendo con cuentagotas y en consecuencia las protestas son cada vez más multitudinarias. Los vecinos construyen barricadas y se manifiestan, al ritmo de sus cacerolas y a cara descubierta. La situación es insostenible. Van camino de una semana sin luz y "la situación es crítica", señala Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, en declaraciones a LD. "Hasta los alimentos se les han echado a perder".

"No hay electricidad, pero es que tampoco hay agua", añade. "Hay un descontento poblacional y hasta los que se llamaban comunistas están protestando porque ya no pueden aguantar más", asegura. Tanto es así que Díaz-Canel "tuvo que salir corriendo" de Batabanó. "No le dejaron ni salir de su carro porque lo rechazaron, lo corrieron de allí". Los gritos, como en el resto de las protestas, eran de "libertad, basta ya de tanta mentira, no creemos en ti...".

De ahí que haya "protestas en contra del sistema en diferentes provincias y municipios de La Habana, en las que la gente está pidiendo libertad, que le devuelvan la electricidad y el agua". "Ya no creen en las palabras del régimen cubano", advierte Soler ante la tourné del dictador Miguel Díaz-Canel llevando sus promesas de pueblo en pueblo. "Mucho bla, bla, bla, pero lo que quieren es resultados" y no los ven. "La gente no tiene combustible, ni gas licuado, para poder cocinar".

La respuesta de la dictadura comunista es justo la que cabía esperar: censura y represión. En primer lugar, el régimen bloqueó las comunicaciones cortando internet, en un intento de silenciar las protestas. Como continuaron con el paso de las horas -y de los días- no tuvo más remedio que movilizar a la Seguridad del Estado y sus secuaces. El resultado lo podemos ver en imágenes como estas, publicadas por el medio local 14ymedio.

Detenciones arbitrarias

No sólo han intentado reprimir las protestas a base de golpes. La disidencia y distintas organizaciones pro derechos humanos denuncian detenciones arbitrarias contra los manifestantes que estos días han salido a la calle. Entre ellas Justicia 11J, que nació tras las protestas pacíficas del 11 de julio de 2021, cuando cientos de cubanos fueron procesados y posteriormente condenados por su mera participación en aquellas marchas masivas contra el régimen comunista.

Ahora temen que los arrestados en los últimos días, y el viernes por la noche en particular, acaben igual. Este domingo ya habían contabilizado 20 detenciones, entre ellas la de un niño de 12 años que fue trasladado a una "unidad de investigaciones" en la que "fue coaccionado" junto a su madre, en la ciudad de Santa Clara. La organización señala que puede haber otros menores en la misma situación en Arroyo Arenas.

Así se las gasta un régimen que hace apenas unos días aprobaba su nuevo Código de las Familias -aplaudido por la izquierda española-, bajo la premisa de conseguir una mayor protección para los niños y abrir la puerta a los nuevos modelos de familia. A la vista está que el régimen comunista sigue siendo el mismo perro con distinto collar.

La amenaza de Díaz-Canel

No hay más que escuchar al propio Díaz-Canel en estas declaraciones sobre un pueblo que tiene hambre y pide soluciones. "Esa situación se arreglará con el rigor de las leyes (...) que protegen para que haya la convivencia social adecuada", dice, "sabemos los nexos que tienen con toda esa contrarrevolución que, desde el exterior, empieza a alentar y empieza a pagar ese comportamiento".

Aún así, miles de publicaciones en las redes sociales demuestran que algo están cambiando en Cuba. Se habla de un nuevo estallido social. Lo que está claro es que a pesar de los centenares de condenas de cárcel impuestas por el régimen comunista a manifestantes del 11J, a modo ejemplarizante, el pueblo ha dejado de tener miedo y reclama libertad.

Reclutas con palos

El periodista José Raúl Gallego -entre otros muchos- denuncia en sus redes que la dictadura está enviando reclutas a los lugares donde están teniendo lugar las protestas para reprimirlas.

Ya hace días que jóvenes, vestidos de civiles pero con sus botas militares, merodean las calles con palos y bates de béisbol para amedrentar a sus vecinos y persuadirles de salir a manifestarse a la calle.

Los residentes de La Habana hablan de una militarización de la capital. Ya en las imágenes que el periódico local 14ymedio publicaba el pasado jueves podíamos ver a los agentes de la Seguridad del Estado mezclados entre la gente.

Entretanto, en La Palma -provincia de Pinar del Río- por ejemplo una fila de coches patrulla aguarda a cada lado de la calzada para poner coto a las protestas.

Y estos son solo algunos ejemplos de cómo el régimen comunista intenta acallar la voz de un pueblo que ya no puede más. Ni tienen fuerzas ni albergan ninguna esperanza -de cara al futuro- a la que poder agarrarse.

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