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Las calles de Caracas muestran una Venezuela que no cree los resultados oficiales y pide libertad.

Siete países de la UE, entre ellos España, reclaman a Maduro las actas electroales

Las calles de Caracas muestran una Venezuela que no cree los resultados oficiales y pide libertad.

Las calles de Caracas han sido el retrato de una Venezuela como lo que es, un país partido en dos. De un lado, la oposición, una multiud, reclamando su victoria en las elecciones. De otro, los partidarios, también numerosos, de un Maduro desafiante, empeñado en hacer valer sus datos "oficiales". "Tenemos 2.000 presos. Y esta vez no va a haber perdón", decía el todavía presidente, cuyo mitin fue una contaprogramación al desafío que sus detractores expandieron por todo el continente.

En Buenos Aires, México D.F., Bogotá, Lima, se denunció un proceso electoral cuestionado por autoridades de todo el mundo. Siete líderes de la Unión Europea, entre ellos Pedro Sánchez, sellaron el sábado un documento que reclama a Maduro las actas de las votaciones, que muestra su preocupación por la situación de aquel país. En Madrid, mientras, epicentro de la diáspora venezolana, miles de personas exhibieron su preocupación y su esperanza.

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