La polémica en Argentina ya no es Javier Milei, ni sus discursos, ni la vehemencia en la defensa de sus postulados libertarios. El país sólo está pendiente ahora de los escándalos de corrupción y malos tratos que rodean al expresidente Alberto Fernández, cuyo candidato Sergio Massa (candidato promocionado por Pedro Sánchez), perdió con Milei en las últimas elecciones.
Alberto Fernández, está acusado de malos tratos a su mujer, Fabiola Yáñez. Escándalo que saltó después de analizar el teléfono móvil de su secretaria, investigada en el "caso seguros", después de que el marido de ésta (el esposo de la secretaria de Alberto Fernández) hubiera conseguido decenas de millones de dólares en contratos.
Pero el caso de maltrato, sobrevenido por otro caso de corrupción, que no era ajeno al peronismo (Kirchner fue condenada a varios años de cárcel por el saqueo de varios miles de millones de dólares en contratos de obras públicas), ha terminado de minar la moral de los peronistas.
Y es aquí donde se encuentra la clave: la descomposición del peronismo, que avanza en sentido inversamente proporcional al avance de las políticas de Milei y su impacto en los bolsillos de los argentinos. Más aun, varios líderes peronistas están tratando de buscar asilo en alianzas con otros peronistas. Axel Kicillof (el que fuera asesor económico de Kirchner y actual gobernador de la provincia de Buenos Aires) está tratando de construir una alternativa. Actualmente es el principal rival peronista de Milei.
El propio Kicillof en una entrevista televisada hace pocas fechas, señaló que el escándalo de la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández por parte de la exprimera dama, les ha dejado "shokeados". En cualquier caso, sí que pidió "una prontísima resolución de la justicia y un tratamiento respetuoso, que no es lo que se está viendo, con la revictimización y las fotografías impropias". Para Kicillof, lo importante es que "haya justicia, claro, pero con perspectiva de género".
Los inversores se frotan las manos
Esta velocidad en la resolución judicial que reclamaba Kicillof, no responde a otra cosa que a frenar la sangría que sufre el movimiento que ha gobernado argentina durante más de 20 años, el peronismo. Una descomposición que es saludada con esperanza por aquellos que confían en la senda liberal trazada por Milei y que consideran, que ya tiene el camino expedito hacia la prosperidad.
En estos términos se pronunciaban algunos analistas que siguen de cerca la actualidad del país, por lo que a la atracción de inversiones se refiere: "Oficialmente ha muerto la oposición. Tenemos una autopista hacia la libertad", decía uno de estos analistas. "Ha sido un enorme batacazo para los intereses del peronismo. Están desmoralizados y comienzan a desintegrarse y está sucediendo al tiempo que la actividad económica empieza a pegar la vuelta. Argentina va a ser muy próspera. Ya no hay quien frene esto", decía otro.
Así, en estos términos, se expresan algunos de los inversores y analistas que están monitorizando las finanzas argentinas, deseosas de que las políticas de Milei tengan éxito, y para las que un peronismo fuerte y con protestas en la calle, representaba la mayor amenaza.