Las mediaciones de José Luis Rodríguez Zapatero con la narcodictadura venezolana han vuelto a centrar el debate del papel jugado por el Gobierno de Pedro Sánchez en las coacciones y amenazas al presidente electo del país, Edmundo González Urrutia para que abandonara el país dejando sola a María Corina Machado y, por lo tanto, más débil al movimiento ganador de las elecciones.
Libertad Digital ha realizado una serie de llamadas entre miembros de las distintas sedes diplomáticas españolas en el exterior para recabar información sobre la forma de actuar del expresidente español en los países donde suele operar. Y el resultado ha sido llamativo, a la vez que, una vez más, enormemente irregular. Y es que las gestiones que realiza Zapatero en Venezuela, China o Marruecos no suelen contar con el conocimiento y la información previa de las embajadas. Traducido: que a diferencia del protocolo que siempre ha operado con los expresidentes, Zapatero va por libre y, con esa capacidad, es con la que cuenta con el "respeto" del Gobierno de Sánchez, como ha dicho ya el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. O, lo que es lo mismo, que Sánchez ha concedido a Zapatero permiso para negociar con China, Venezuela o Marruecos a espaldas de las embajadas.
Órbita de opacidad
Los últimos meses han debido ser muy fructíferos para Rodríguez Zapatero. No sólo se ha visto su rastro en la negativa del Gobierno a reconocer como presidente de Venezuela al ganador de las elecciones, Edmundo González Urrutia -lo que ha supuesto un aval de los socialistas al dictador Maduro-, sino que ha sido protagonista de múltiples gestiones, viajes y contactos con China -previos a la visita de Sánchez a la mayor dictadura comunista del planeta- y, presumiblemente, de la lamentable actuación de uno de sus hombres, Ramón Santos (embajador español en Caracas) en las coacciones a Edmundo González Urrutia para que saliera del país. Y, al parecer, todo ello se ha desarrollado en una órbita de opacidad nada habitual en las gestiones de los expresidentes españoles. Es obvio que en el caso de Venezuela esa órbita de nula transparencia no afecta a Ramón Santos. Pero sí, y en la inmensa mayoría de casos al resto de personal de las sedes diplomáticas, tal y como confirman diversas fuentes contactadas por Libertad Digital.
Y eso significa que la presencia de Zapatero en cada dictadura comunista se hace a espaldas de la representación real y legal de España en cada país. Así ha ocurrido en China, donde el conocimiento era nulo de los movimientos previos de Zapatero en el país. Y todo ello, pese a que, según parece, sus movimientos en la dictadura china han sido decisivos de cara a los acuerdos finales alcanzados por Pedro Sánchez.
Igual con Marruecos
Y exactamente igual parece ocurrir en Marruecos, donde la influencia de Zapatero es también visible y notoria. Y en Venezuela, salvo por la coordinación de Zapatero con el que fuera ya en su época unos de sus hombres fuertes: Ramón Santos.
Hay que recordar que Zapatero cuenta con dos décadas de crianza en sus contactos con, por ejemplo, Venezuela o China. Dos décadas que coinciden con el acercamiento y hermanamiento con la dictadura venezolana. Y en la aproximación a su otra dictadura hermana, China.
Venezuela
En 2004, nada más llegar al poder, Zapatero mostró su predilección por Venezuela. Lo hizo por medio de su recién elegido embajador, Raúl Morodo, a indicación de José Bono. Y de aquellos polvos chavistas vienen los actuales lodos y postración al régimen narcodictatorial de Nicolás Maduro. Pero no fue el único país al que consideró estratégico Zapatero en su paso por la presidencia española. Porque con China llegó sólo un año más tarde la prueba de su amor por las dictaduras comunistas.
Es verdad que en los últimos meses la labor de Zapatero ha sido más visible con la preparación del último viaje de Pedro Sánchez, la realización de un viaje previo a Pekín del expresidente socialista —en concreto, en julio—, o la participación en la Octava Cumbre Mundial de Grupos de Reflexión. Pero lo cierto es que el plan de Zapatero de acercamiento a China lleva dos décadas macerando. Y haciéndolo sólo con su decisión. Porque en la embajada poco o nada se sabe de todo ello.
China
En noviembre de 2005 José Luis Rodríguez Zapatero y Hu Jintao firmaron toda una larga serie de acuerdos en materia "comercial, cultural" y hasta "humana". "Humana", viniendo de una dictadura comunista. Aquellos acuerdos fueron calificados por el Gobierno socialista de la época como todo un "hito" en las relaciones bilaterales. Hasta el punto de que Zapatero no dudó en anunciar aquello como el inicio de una gran amistar entre dos "socios privilegiados".
Ahora, por lo visto, hay infinidad de cuestiones "privilegiadas" que guían la agenda exterior sin control real de las embajadas españolas.