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El Vaticano apoya una acción militar contra el Estado Islámico y pide participar a los países musulmanes

El representante vaticano ante la ONU vuelve a manifestarse favorable a una intervención pero pone dos condiciones necesarias para que se produzca.

El representante vaticano ante la ONU vuelve a manifestarse favorable a una intervención pero pone dos condiciones necesarias para que se produzca.
Cristianos coptos, antes de ser asesinados por el Estado Islámico

Ante quién no quiere dialogar poco se puede hacer. Y ante los que día tras día hacen de la barbarie y de los crímenes más atroces su forma de comunicarse tampoco vale la diplomacia clásica. El Estado Islámico se ha convertido en el principal enemigo de Occidente pero mientras las potencias piensan y repiensan cómo actuar contra una amenaza creciente en Oriente Medio los cristianos y otras minorías siguen siendo masacradas y desplazadas.

La intervención militar es una solución que muchos países no quieren ni oír hablar pero que se presenta de manera cada vez más clara ante los hechos que se van reproduciendo: ataques terroristas, masacres, crímenes horrendos... Sin embargo, las principales potencias occidentales no se atreven a tomar una decisión y cada día que pasa más gente muere y más fuerte se hace un Estado Islámico que amenaza ya las fronteras de un Occidente adormilado.

Curiosamente desde donde más se está hablando de una posible intervención militar es desde el Vaticano. Consciente de la situación que viven los cristianos en países como Siria e Irak, la Santa Sede está intentando despertar la conciencia de los países que no se atreven aún a intervenir. Quizás el más activo de los diplomáticos vaticanos en este sentido es el Observador del Vaticano en la ONU en Ginebra, monseñor Silvano Tomasi.

El diplomático católico recuerda a la comunidad internacional en una entrevista en la agencia Zenit lo qué ocurrió en un pasado reciente por lo que advierte que "no querríamos encontrarnos dentro de algunos años y escuchar los procesos posteriores en los que la comunidad internacional se interroga el porqué de la ausencia de una intervención". De hecho, monseñor Tomasi ya ha valorado en varias ocasiones la opción de una intervención militar para frenar a los yihadistas y que se encuadra dentro de la doctrina católica en su vertiente de legítima defensa y guerra justa.

Cómo debería ser la intervención militar

El representante vaticano destaca la hasta ahora imposibilidad de entablar un diálogo con un grupo que actúa de manera "irracional" y opta por la opción militar pero con dos condiciones claras para que no se agrave aún más la situación. Por un lado, que un organismo supranacional como la ONU lidere la intervención y quizás la más destacable es la exigencia de que los propios musulmanes también participen en esta campaña. Hasta ahora los países musulmanes han optado por un perfil bajo por lo que les exige un posicionamiento más claro y directo.

De este modo, el representante vaticano indica que "para evitar que una eventual intervención militar pueda ser vista como una injerencia de Occidente en los asuntos de Oriente Medio, o como una guerra de religión, los países musulmanes tienen que ser directamente involucrados". Añade Silvano Tomasi que "la acción debería ser realizada bajo la égida de las Naciones Unidas pues proceder de otra manera abriría el camino a males peores".

Ante una situación que ya es crítica el diplomático del Vaticano considera que "lo ideal es no tener que usar nunca la fuerza" aunque la realidad a veces impide que esto pueda darse. Por ello, recuerda unas palabras del papa Juan Pablo II en el 2000 durante la Jornada Mundial de la Paz que son totalmente actuales para esta situación:

"Evidentemente cuando las poblaciones civiles corren peligro de sucumbir bajo los golpes de un injusto agresor, y cuando no sirvieron para nada los refuerzos de la política y los instrumentos de defensa no violentos, es legítimo e incluso un deber empeñarse con iniciativas concretas para desarmar al agresor. Estas entre tanto tienen que ser circunscritas en el tiempo y precisas en sus objetivos, conducidas en el pleno respeto del Derecho Internacional, garantizada por una autoridad reconocida a nivel supranacional y de todos modos nunca dejada a la mera lógica de las armas".

Ante estas palabras, el representante católico cree que "el derecho a defenderse, osea el uso de la fuerza por parte de la comunidad internacional en defensa de quienes están impedidos a ejercitar sus derechos fundamentales, es una doctrina consolidad en las Naciones Unidas como en la Doctrina Social de la Iglesia. De hecho, existe obligación para la comunidad internacional de responder y detener cualquier tipo de genocidio".

Milicias cristianas se defienden en Irak y Siria

Mientras al más alto nivel discuten, plantean y deciden si hay esta ansiada intervención militar, los cristianos de Siria e Irak están empezando a organizarse para defenderse y proteger las zonas que aún no están en control del Estado Islámico.

En la llanura de Nínive, milicias cristianas formadas por cristianos locales y otros tantos llegados desde distintos países ya se enfrentan a los yihadistas intentando aguantar hasta que Occidente se decida a actuar. Hasta el momento, sus grandes aliados siguen siendo el ejército iraquí, las milicias kurdas y los ataques selectivos de aviones de Estados Unidos y otros países, única y escasa aportación de Occidente hasta el momento.

"No puedo sentarme en casa y ver lo que está pasando aquí -crucifixiones, violaciones, exclavitud sexual, refugiados-. Es inaceptable para mí, así que estoy aquí para hacer lo que pueda para que la gente vuelva a sus hogares y proteger su modo de vida", asegura uno de los voluntarios occidentales que lucha contra Estado Islámico en Irak.

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