Libia está desesperada. Tras las últimas ofensivas en Trípoli del mariscal Jalifa Haftar –que ha provocado, al menos, 47 muertes y 181 heridos–, el gobierno libio ha pedido al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que apruebe las medidas que sean necesarias para detener los ataques que han asediado la ciudad de Trípoli estos últimos días.
Este martes el enviado especial de Naciones Unidas para Libia, Ghasán Salamé, anunció públicamente que no iría a la conferencia nacional que se iba a celebrar en la ciudad norteafricana de Ghadamés entre el 14 y el 16 de abril. El motivo que impulsó a Salamé a tomar esta decisión fue el nuevo asalto de las tropas de Haftar a la capital de Libia. "Es una dolorosa decepción oír de nuevo los tambores de la guerra y ver el lanzamiento de una ofensiva", sentenció Salamé.
Este hecho ha provocado que aumente la desesperación del Gobierno del país que se ha visto forzado a pedir ayuda nuevamente. El ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de unidad de Libia, Mohamed Sayala, ha enviado una carta este miércoles en la que expone la ineficiencia de los movimientos que las Naciones Unidas están llevando a cabo para terminar con el conflicto que invade el país.
"Una parte del conflicto, que dice ser comandante del Ejército libio, está recurriendo a soluciones militares y lidera un ataque destructivo contra Trípoli que podría tener un terrible impacto en los civiles y en las infraestructuras y dificultar el proceso político", ha afirmado el ministro de Exteriores libio, que recalca que uno de los peores ataques que ha sufrido Libia ha sido el atentado contra el aeropuerto de Mitiga.
"Podemos confirmar indudablemente que Haftar está reclutando niños en su guerra destructiva por sus aspiraciones de poder y dominio militar, olvidando las esperanzas de los libios de lograr un país democrático y civil", ha argumentado en su carta las Naciones Unidas. Con tal de llamar la atención de las fuerzas políticas internacionales, Sayala ha destacado que los actos del general Haftar violan los derechos de las leyes internacionales y que, por lo tanto, se pueden sancionar tanto en el círculo local como en el internacional.
España también se ha pronunciado
El Gobierno de España también ha manifestado su deseo de que "cese de inmediato" la ofensiva de las fuerzas del mariscal contra la capital del país. Señala, además, que Trípoli es la sede del Ejecutivo reconocido internacionalmente. Además, desde el propio Ministerio se ha demandado "el regreso de todos los actores al diálogo político y a descartar definitivamente la vía militar como solución a la crisis libia". No obstante, esto son palabras que se han quedado en el aire mientras Trípoli seguía sufriendo nuevas ofensivas.