El gobierno japonés realiza solo 40.000 pruebas PCR al día, una cuarta parte de su capacidad, restringiéndolas a personas que presentan síntomas o han tenido una alta probabilidad de infectarse de coronavirus.
Esta medida ha llevado a que muchos ciudadanos dependan, en gran medida, de clínicas privadas para realizar los test o buscar la forma de comprar estas pruebas PCR por otros medios.
El director de una clínica sanitaria de Tokio, Hideki Takemura, se hartó de los retrasos en los diagnósticos y de la escasez de test PCR en Japón. Por ello, ha ideado unas máquinas expendedoras, que ha instalado en el tokiota barrio de Shibuya y que ofrecen todo lo necesario para realizar la prueba de manera individual.
Siete máquinas en total que expenden un test por unos 40 euros, unos 4.500 yenes de manera instantánea. Con capacidad para 60 kits de prueba, los clientes envían después por correo una muestra de saliva para su análisis. Un esfuerzo de prevención en la lucha contra la COVID-19, que Japón vuelve a liderar, con ideas como ésta.
Japón tiene alrededor de 4,1 millones de máquinas expendedoras en funcionamiento de todo tipo de productos, la mayor cantidad per cápita del mundo, según un grupo comercial.
Hong Kong instaló máquinas similares en el metro
El metro de Hong Kong dispone, desde diciembre de 2020, de máquinas expendedoras de vending con kit de tests rápidos para detectar el coronavirus. Su funcionamiento requiere de una tarjeta para viajar en el suburbano para recibir gratis una de las pruebas. Las autoridades han dispuesto de este servicio en 10 estaciones del metro.
Desde una aplicación móvil se mostrará si hay paquetes disponibles o están agotados. Las autoridades también advirtieron que cada uno es responsable del resultado del test y de que es obligatorio acudir a un hospital en caso de que dé positivo.
Agotados los primeros test rápidos de venta libre en Alemania
Hace pocos días los Lidl y Aldi alemanes comenzaron a vender sus test rápidos de coronavirus y según informa la prensa local, el stock apenas duró unos minutos. Desde Aldi confesaron que el furor desatado por los test les había "sorprendido". En la cadena Lidl, los pedidos colapsaron la web, donde se vendían las pruebas