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China, Rusia, Estados Unidos, Corea del Norte y la nueva carrera por desarrollar el misil hipersónico

Una prueba estadounidense ha fallado esta misma semana. Hay dudas sobre si China probó en agosto un misil de este tipo o una nueva nave espacial.

Una prueba estadounidense ha fallado esta misma semana. Hay dudas sobre si China probó en agosto un misil de este tipo o una nueva nave espacial.
Desfile militar en Corea del Norte | EFE

Los últimos desarrollos tecnológicos de China están de actualidad. Si hace unas semanas se trataba de las armas de pulso electromagnético, que podrían ser capaces de enviar a una ciudad al siglo XIX, ahora la polémica se centra en torno a una prueba tecnológica que tuvo lugar durante el pasado mes de agosto, y que no está claro si responde una nueva novedad militar o a una prueba de la propia carrera aeroespacial china.

El diario estadounidense Financial Times publicaba a principios de esta semana que China había probado con éxito el mes de agosto uno de sus misiles o vehículos de deslizamiento supersónico. Un material que se circunscribe dentro del programa ZF-DF o WU-14 y que puede portar en su interior con una ojiva que lleve material nuclear o que genere un pulso electromagnético para achicharrar toda la tecnología que hay a su alrededor.

Este planeador hipersónico alcanzaría velocidad de entre 5 y 10 veces la velocidad del sonido (6.000-12.000 Km/h), lo que podría llegar a convertirlo en inalcanzable para las defensas antimisiles occidentales. Su lanzamiento se realiza apoyado en un cohete, con el objetivo que este realice buena parte del trabajo inicial, antes de que el vehículo de deslizamiento se dirija hacia su objetivo real.

Los datos aportados por el periódico estadounidense indican que el objeto fue lanzado desde una de las instalaciones militares chinas, que saltó a la estratosfera ayudado por el cohete y, una vez en el espacio, dio una vuelta entera al globo terráqueo, siempre en órbita baja para llegar lo antes posible a su objetivo, y que terminó impactando a 32 kilómetros de las coordenadas que se le habían indicado. Esto sería una prueba bastante satisfactoria.

Esta publicación hizo reaccionar de manera inmediata al Gobierno de China. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Zhao Lijian, convocó de urgencia de los medios de comunicación en Pekín para negar que el lanzamiento realizado en agosto fuera de un misil hipersónico y circunscribió la prueba a los avances que tratan de realizar su programa aeroespacial para la reutilización de componentes entre unas misiones y otras.

"Fueron pruebas rutinarias para verificar tecnologías para la reutilización de naves espaciales. En este caso, el equipo de apoyo de la nave se separa, se quema y se desintegra durante su caída a la atmósfera y en alta mar", dijo el portavoz chino, que especificó que son pruebas para "reducir el coste de las misiones espaciales" y proporcionar "un método barato y conveniente" para hacer viajes de ida y vuelta al espacio.

La nueva carrera armamentística

Fuera lo que fuera, la realidad es que en las últimas semanas está quedando de manifiesto que China está trabajando concienzudamente en desarrollar su armamento militar hasta intentar alcanzar o superar a las dos principales potencias: Estados Unidos y Rusia. Dos países, por cierto, que están trabajando también en sus propias proyectos hipersónicos desde hace ya unos años, al igual que otros países como Corea del Norte, entre otros.

"Estamos ante una nueva carrera armamentística similar a la que se dio en los 50 ó 60 del siglo pasado. Estados Unidos, Rusia y China están compitiendo por ser la principal potencia militar y tecnológica, por volver a ser la principal superpotencia, por esos las continuas pruebas de armamento que se están realizando", explica Enrique Navarro, experto en material militar y exasesor del Ministerio de Defensa.

"Los misiles hipersónicos son un salto cualitativo. Se empezaron a desarrollar pensando en operaciones en el espacio, como la destrucción de grandes asteroides que amenazaran la Tierra. Lo más destacado es que a esas velocidades no pueden ser derribados por los actuales sistemas antimisiles. Un misil de ese tipo lanzado en China puede llegar a Chicago, yendo por el norte de la Tierra, en 30 minutos. El tiempo de respuesta es cero, impacta sí o sí", añade.

Pero Navarro pone en duda que este tipo de tecnología esté cerca de estar madura o, incluso que llegue a entrar en funcionamiento: "Es parecido a la tecnología láser, tardará 20 ó 30 años en ser una tecnología madura, es más, es muy posible que nunca llegue a existir. Tengo serias dudas de que los avances hayan llegado al nivel que están tratando de hacer creer desde estos países", prosigue.

Corea del Norte, Rusia y EEUU

En lo que respecta a la dictadura comunista norcoreana, la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), controlada con puño de hierro por el Gobierno de Pyongyang, informó a finales de septiembre de que habían realizado con éxito una nueva prueba con su misil hipersónico Hwasong-8, con capacidad de portar una ojiva nuclear, pero del que se desconocen el resto de características técnicas.

En esa misma información, se detalla que durante las pruebas se pudo constatar la "gran maniobrabilidad" que tiene el citado misil, y se explicaba que el Régimen de Kim Jong-un tiene incluida a esta arma estratégica dentro de las "cinco tareas prioritarias del plan quinquenal" vigente en la actualidad en su apartado dedicado a la defensa nacional.

Pocos días después, en la primera semana de octubre, fue el Ministerio de Defensa de Rusia el que confirmó que había realizado su primer ensayo exitoso de su misil hipersónico Tsirkon o Zircon desde submarinos –en julio lo había probado desde la fragata Almirante Gorshkov–. Una prueba que tuvo lugar en el Mar de Barents, entre el norte del Océano Atlántico y el centro del Océano Ártico, realizándose desde el sumergible Severodvinsk, de la clase Yasen.

Los datos facilitados por Moscú indican que este misil alcanzó una velocidad superior a Mach 8 –es decir, más de ocho veces la velocidad del sonido–, llegando a una altitud máxima de 28 kilómetros y destruyendo los blancos programados, que se encontraban situados a 450 kilómetros de distancia de la posición en la que se ubicaba el submarino.

En la misma línea de pruebas exitosas estaba Estados Unidos hasta esta semana. A principios de mes había informado de que había lanzado con éxito un misil con esta tecnología desde un bombardero estratégico B52, una prueba que había fallado cuando lo intentaron en julio, pero la última prueba de esta tecnología realizada esta misma semana no ha funcionado con éxito, según ha informado el Pentágono.

La misma tuvo lugar este jueves 21 en el Complejo Espacial del Pacífico en Kodiak, en el estado de Alaska. Según lo explicado por el Pentágono, el cohete que se iba a utilizar como propulsor falló, por lo tanto no se pudo probar el cuerpo de planeo hipersónico, que es uno de los componentes claves para desarrollar este tipo de arma.

¿Qué es una prueba exitosa?

El gran problema que hay a la hora de valorar los progresos tecnológicos que hay en torno a los misiles hipersónicos es que nadie sabe en realidad qué es lo que consideran estos países como una prueba exitosa. Tampoco especifican, salvo en el caso de la prueba fracasada en Alaska, qué es lo que trataba de probarse, si elementos tecnológicos necesarios para el misil hipersónico instalados en otros sistemas o prototipos de los supersónicos.

"Tengo dudas sobre los resultados de las pruebas de las que están hablando. Un misil de ese tipo no lo puedes lanzar desde un submarino o un barco –y tampoco sería posible desde un B52–. Es como los lanzamientos en Cabo Cañaveral. Creo que están probando tecnologías pero no creo que a día de hoy, con la tecnología existente, el misil hipersónico sea real ni que se tenga esa capacidad", concluye Enrique Navarro.

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