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Un informe desvela el terror de las ejecuciones públicas en Corea del Norte: "Le quemaron con un lanzallamas"

Los que consiguieron huir relatan crueles torturas, ejecuciones incluso de niños y profanación de cadáveres por parte del régimen de Kim Jong-un.

Los que consiguieron huir relatan crueles torturas, ejecuciones incluso de niños y profanación de cadáveres por parte del régimen de Kim Jong-un.
El dictador Kim Jong-un | Europa Press

Corea del Norte sigue ejecutando públicamente a los ciudadanos disidentes. El régimen comunista de Kim Jong-un tortura a los presos, les ejecutan, mutilan los cadáveres y obligan a la gente a mirar todo este proceso a modo de macabra advertencia. Esos testigos hablan de condenados, algunos de ellos niños, torturados hasta casi morir, ejecutados con piedras en la boca o cadáveres profanados frente a los familiares.

La organización Transitional Justice Working Group (TJWG) ha recopilado los relatos estremecedores de los testigos que han conseguido escapar del país y ha analizado imágenes de satélite de hasta 23 ejecuciones públicas practicadas durante la era de Kim Jong-un, que tomó el poder tras la repentina muerte de su padre en 2011.

Dos de esas ejecuciones fueron ahorcamientos y 21 fueron fusilamientos, en su mayoría por el delito de ver o distribuir videos de Corea del Sur. La organización sospecha que en estos diez años ha habido muchas más ejecuciones públicas, aunque el régimen procura hacerlo de forma relativamente discreta para evitar filtraciones al extranjero.

Mutilados, torturados o quemados con lanzallamas

El informe de TJWG relata crueldades terribles acerca de las ejecuciones norcoreanas. Un testigo afirma que "sacaron al condenado de un automóvil como un perro antes de ejecutarlo" ante un pelotón de fusilamiento en Hyesan en 2012. "La persona que estaba a punto de ser ejecutada ya estaba en una condición cercana a la muerte. Le salía sangre de las orejas. No parecía ser capaz de escuchar o decir nada."

Durante otra ejecución por fusilamiento que tuvo lugar en el año 2014 en Sariwon (al sur de Pyongyang), ataron al condenado a un poste de madera y le metieron piedras en la boca.

Otro de los testigos también ha descrito cómo se mutila e incluso se destrozan los cadáveres después de la ejecución como castigo o advertencia para los que están obligados a presenciar la escena: "En Pyongyang, en 2012 o 2013, después de la ejecución de un hombre, le quemaron con un lanzallamas delante de la gente" asegura el informe.

Obligados a mirar como advertencia

"Obligaron a la familia del acusado a asistir a la ejecución y sentarse en primera fila para observar la escena. El padre se desmayó después de ver arder a su hijo frente a sus ojos", relata uno de los testigos, que asegura que se ordenó a estudiantes y trabajadores que asistieran a las ejecuciones, aparentemente como advertencia y ejemplo.

Los condenados en algunos casos son menores y el testimonio resulta especialmente duro: "Fue en Hyesan, en 2012. Ejecutaron al niño con rifles Kalashnikov. La sangre salpicaba por todas partes y la carne estaba hecha jirones", explicó un testigo. "Las autoridades doblaron por la mitad el cuerpo pisándolo y lo metieron en un saco. Escuché que tiraron el saco".

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