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La pesadilla de Shanghái con el cero covid: confinamientos estrictos, aislamiento de niños, sacrificio de mascotas...

Más de dos años después, la política china de tolerancia cero con el virus está llevando al límite a sus ciudadanos.

Más de dos años después, la política china de tolerancia cero con el virus está llevando al límite a sus ciudadanos.
Dos personas con trajes EPI en una calle de Shanghái en abril de 2022. | Europa Press

Mientras en la mayoría de países de Occidente las autoridades, una vez conseguidas altas tasas de vacunación, han empezado a enfrentarse con la covid de una forma diferente, en un proceso lento y, según muchos, demasiado cauteloso, de gripalización del coronavirus, en China, país de origen de la pandemia que ha dejado miles de muertos en todo el mundo, siguen sin abandonar su política estricta de cero covid. Es más: la alta transmisibilidad de la variante ómicron ha devuelto a China a la casilla de salida, un país que no parece haber aprendido nada de estos dos años de lucha contra el coronavirus.

En su particular "batalla" contra la covid en China todo se reduce a fuertes restricciones a la movilidad, fronteras cerradas al exterior y confinamientos de ciudades enteras como Shanghái, con 25 millones de habitantes. El objetivo del cero covid que, según muchos expertos, es imposible de lograr con un virus respiratorio altamente contagioso, está llevando a cometer auténticas arbitrariedades por parte de las autoridades del país, algo que tampoco sorprende en un país comunista.

Aunque está ocurriendo en otras muchas ciudades chinas —57 de las 100 mayores ciudades chinas por PIB mantiene restricciones relativamente estrictas—, son las noticias sobre Shanghái las que más repercusión están teniendo, y no sólo en redes sociales sino que ha provocado quejas formales por parte de China contra EEUU.

Incidente diplomático con EEUU

Washington autorizó el viernes 8 de abril la evacuación del personal no esencial del consulado estadounidense en Shanghái y de sus familiares por el repunte de casos de covid, pero, sobre todo, por las desmesuradas medidas impuestas por las autoridades chinas para controlarlo. Entre estas medidas estaba, supuestamente, el sacrificio de mascotas. Pese a las imágenes, fuentes consultadas por Libertad Digital dicen desconocer si se está produciendo esta situación.

La Casa Blanca también recomendó no viajar a Hong Kong, a la provincia de Jilin, ni a Shanghái por las restricciones, "incluyendo el riesgo de que se separe a padres y niños". En redes sociales se habían empezado a viralizar los vídeos de niños confinados y aislados de sus padres:

En este otro vídeo se ve el momento en que un menor contagiado es conducido, enfundado en un traje de aislamiento, a un vehículo para ser trasladado a un hospital para niños sin aparentemente ningún adulto que lo acompañe.

Las recomendaciones de la Casa Blanca propiciaron la queja formal de China el pasado 10 de abril, arremetiendo contra las críticas al confinamiento de Shanghái. "Que Estados Unidos autorice la evacuación voluntaria de su personal en Shanghái es su propia decisión. Sin embargo, cabe destacar que las medidas de prevención epidémica tomadas por China son efectivas y científicas, y tenemos plena confianza en que Shanghái y otras localidades superen esta oleada de casos", indicó el 9 de abril en un comunicado el portavoz de Exteriores Zhao Lijian, que agregó: "Hemos tratado de asistir, dentro de lo posible, al personal diplomático y consular residente en China. No estamos nada satisfechos con las acusaciones estadounidenses. Nos oponemos firmemente a ellas y hemos presentado una queja formal por tal motivo".

Ciudadanos desesperados

El hecho es que la estrategia del cero covid, basada en confinamientos estrictos y control por PCR casi diarios, está provocando la desesperación de la población, que no puede abandonar su domicilio ni siquiera para adquirir alimentos o medicinas. La ciudad quedó completamente paralizada el 5 de abril, tras el fracaso inicial de la cuarentena en dos fases a ambos lados del río Huangpu, Pudong y Puxi, en un cierre que ha provocado una grave escasez de alimentos y otros suministros esenciales.

El empecinamiento en esta estrategia de lucha contra la pandemia empieza a ser mal aceptado por los propios ciudadanos del país, debido a que apenas se están produciendo fallecidos y a que el alto repunte de casos es, sobre todo, de asintomáticos. El apoyo que hace dos años tenía entre la población la política de tolerancia cero con el virus está disminuyendo cada día que pasa.

Una de las escenas más impactantes que ponen de manifiesto la desesperación de los shanghaineses es aquella en la que aparecen chillando de forma desaforada desde las ventanas de sus viviendas después de una semana de cierre total.

Han pasado varias semanas y siguen sin saber cuándo va a terminar la pesadilla porque, en cuanto se produce un nuevo contagio en un edificio, el aislamiento se prolonga 14 días más. Como cuenta Víctor Escribano en Twitter, cada vez que se detecta un nuevo caso se reinicia el contador:

Mientras tanto, a las autoridades no parece hacerles mucha gracia que los shanghaineses salgan a gritar a las ventanas para desahogarse. En Weibo, el Twitter chino, se han publicado vídeos en los que, por medio de drones, se insta a los residentes que salen a los balcones a cantar y protestar a que cumplan las restricciones covid, que no abran las ventanas y no canten, y a que controlen los deseos de libertad de su alma:

No se sabe cuánto tiempo podrán mantener las autoridades este cierre estricto, pero el empecinamiento en la equivocada política del cero covid no augura nada bueno para los residentes en Shanghái y otras grandes ciudades chinas, con consecuencias que, en estos momentos, son difíciles de prever. De entrada, consecuencias económicas graves, con el puerto de esta importante ciudad operando al 25% de su capacidad y el peligro de que se agraven los problemas en las cadenas de suministro.

Hace unos días el portavoz de Sanidad Wu Ganyu declaraba, con optimismo, que el virus estaba por primera vez "bajo control efectivo" en algunas partes de Shanghái, donde se estaban empezando a relajar las medidas, lo que permitía a unos 12 de los 25 millones de habitantes salir al exterior de sus áreas residenciales. Sin embargo, tuvieron que dar marcha atrás enseguida al detectarse nuevos contagios en zonas calificadas ya como de "bajo riesgo" por no haber reportado positivos en las dos últimas semanas.

Desde marzo, se han detectado en Shanghái 450.000 casos, una cifra sin precedentes. Pero el total de fallecidos desde que se inició esta oleada no llega a 50, una cifra muy baja en términos porcentuales. Además, el 96% de los casos detectados son asintomáticos. Muchos shanghaineses se preguntan, con razón, si tiene sentido a estas alturas mantener la política de tolerancia cero con el virus.

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