
En declaraciones al Xinmin Weekly, un trabajador de una funeraria de la metrópolis suroriental de Shenzhen reveló que los cadáveres de personas que vivían en zonas confinadas eran sometidos a procesos de "detección (de covid) y desinfección" antes de ser incinerados por el riesgo de contagio que, según algunos estudios, no desaparece justo después de la muerte del hospedador.
Según la prensa local, al entrar en la sección de funerales de la aplicación móvil del Gobierno local, aparece una ventana emergente en la que se especifica que los familiares del fallecido no solo deben aportar su certificado de defunción sino también una prueba negativa de covid. La información ha sido confirmada por las autoridades locales, aunque aclararon que este requisito no significa que la familia tenga que trasladar el cadáver del fallecido a un centro donde se realicen PCR, sino que hay personal sanitario que realiza estas pruebas y dan los resultados en un plazo de dos horas.
El Xinmin Weekly afirma que el requisito de la prueba covid a fallecidos es una medida "centinela" que protege tantos a los familiares como a los trabajadores de los centros funerarios. Un experto legal matiza que, según las leyes chinas, los derechos y deberes de las personas van desde el nacimiento hasta la muerte, por lo que los familiares no están obligados a hacer pruebas de covid al fallecido. "Si la familia del fallecido se niega a someterlo a una prueba de ácido nucleico, la base legal para penalizarlos es insuficiente", apunta.
Con 17,5 millones de habitantes, Shenzhen, considerada el polo tecnológico del país, fue uno de los focos del rebrote de covid provocado por la variante ómicron, que en esta ciudad fue atajado con bastante rapidez, si lo comparamos con la situación que se vive en Shanghai, que lleva más de dos meses de estricto confinamiento. Después de registrar apenas 86 casos, la respuesta temprana permitió limitar la duración del confinamiento a una semana, al que siguió una reapertura gradual.
Shanghai y Shenzhen son dos puntales de la economía china. La provincia de Cantón, en la que Shenzhen es una de las principales ciudades, aporta entre el 10% y el 12% del PIB de China, además de ser el centro tecnológico del gigante asiático albergando, entre otras, fábricas ligadas a Volkswagen, Toyota o Apple.
Castigo a funcionarios por incumplir el cero covid
El rápido control de ómicron convirtió a Shenzhen en el ejemplo a seguir para las autoridades chinas, que siguen la política cero covid diseñada por Xi Jinping, y que ha puesto en jaque la recuperación económica China, ya que pese a la respuesta temprana no siempre es posible controlar los contagios con confinamientos cuando se trata de un virus respiratorio y una variante tan contagiosa como ómicron. Al duro confinamiento de Shanghai, y antes el de Shenzhen y otras grandes ciudades, ha seguido Pekín que, por primera vez esta semana ha superado a aquella en número de casos. Es decir: aquí la respuesta temprana tampoco ha tenido el éxito esperado.
Para llevar a cabo esta política, Xi cuenta con un ejército de funcionarios y trabajadores comunitarios dispuestos a hacer todo lo que esté en su mano para garantizar que no se produzcan infecciones por covid y que se cumpla la voluntad de su máximo dirigente. El control del virus es lo primero, por encima de cualquier otra consideración, como el bienestar y la salud mental de los ciudadanos. Y, por supuesto, de los derechos de esos ciudadanos, que son pisoteados de forma inmisericorde.
Por este motivo son castigados y sancionados aquellos funcionarios que no cumplan con las estrictas medidas decretadas por el líder chino. Esta semana se ha informado de que una decena de funcionarios han sido castigados en Pekín por incumplir medidas contra la covid-19.
La Comisión Central de Control Disciplinario —agencia anticorrupción china— informó de la "responsabilidad" en dos incidentes relacionados con la pandemia. Concretamente, ocho funcionarios de una oficina de Ferrocarriles de China están siendo investigados por "mentir sobre sus movimientos" durante el mes de mayo, ya que abandonaron el área de control un día después de que se establecieran medidas temporales de control y viajaron a otros distritos con datos falsificados. Además, el jefe de la administración postal de Pekín ha sido advertido por no supervisar "adecuadamente" las tareas de prevención del virus y "no prestar suficiente atención al aumento de casos", según recoge Bloomberg. Entre esos incumplimientos de la política covid cero, la sucursal no organizó de forma estricta pruebas de detección de la enfermedad ni cumplió con los requisitos de vacunación del personal.