El pasado 21 de junio, una turba linchó y mató a un hombre que supuestamente había quemado una copia del Corán. Los hechos han supesto la detención de más de veinte personas.
Se trataba de un turista de la ciudad paquistaní de Sialkot, al que la multitud sacó a la fuerza de la comisaria donde se resguardaba. En el asalto multitudinario casusó heridas a ocho agentes.
Los linchamientos por blasfemia son comunes en Pakistán, a pesar de que este delito puede llegar a estar castigado con la muerte desde 1986, por decreto del entonces presidente del país, el general ultraconservador Zia ul Haq.
Detalles del linchamiento y la muerte
Este caso ocurrió en el municipio de Madyan, provincia de Jíber Patjunjam noroeste de Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán y escenario habitual de operaciones de grupos como los talibán paquistaníes. Allí, la turba que perseguía al individuo acabó rodeando la comisaría donde se encontraba. Tras lanzar varias bombas incendiarias a la instalación policial, los agresores sacaron al individuo y le prendieron fuego en plena calle. Los atacantes "llevaron al acusado a un puente cercano, donde lo quemaron tras torturarlo gravemente", explicó a EFE un oficial de Policía, Rafi Ullah.
Según la versión policial, la víctima fue acusada de profanar el Corán por los lugareños. Los habitantes de la zona "lo habían rodeado en el mercado frente a su hotel", dijo Ullah, y fue rescatado por la Policía cuando trataba de huir con sus pertenencias. Aunque fue trasladado en una furgoneta a la comisaría de la zona, la turba fue creciendo en número debido a los llamamientos hechos desde las mezquitas y amplificados por los altavoces. "La multitud que ya se había hecho grande siguió al vehículo policial e irrumpieron en la comisaría", añadió el oficial, incendiando a su paso el recinto policial y destruyendo varios vehículos policiales.
El responsable policial de la zona ha anunciado el comienzo de una investigación en declaraciones recogidas por el diario 'Dawn'. Además, ha ordenado el despliegue de refuerzos policiales en el municipio para contener la tensión.
La blasfemia es un delito y un asunto muy sensible en Pakistán, un país de mayoría musulmana en el que incluso las acusaciones sin pruebas pueden desencadenar violencia, torturas y, en ocasiones, linchamientos.
Este es el segundo linchamiento del que se tiene constancia durante las últimas semanas en el país. El mes pasado, la Policía tuvo que intervenir para rescatar a un cristiano de una turba enfurecida en Sargodha, en Punyab, precisamente tras ser acusado de profanar el libro sagrado de los musulmanes, pero la víctima acabó sucumbiendo a las heridas nueve días después.
Reacción de EEUU
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, ha lamentado este martes los episodios de violencia religiosa en Pakistán. "Estamos muy preocupados por esos informes. Compartimos nuestras condolencias con la familia de la víctima y deseamos una pronta recuperación a los heridos en la violencia colectiva. (...) La violencia o la amenaza de violencia contra otra persona nunca es una forma aceptable de expresión, y nos oponemos a las leyes sobre la blasfemia en todo el mundo, incluido Pakistán, porque ponen en peligro el ejercicio de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, incluida la libertad de religión o creencias", ha expresado Miller durante una rueda de prensa.
Tras ello, ha instado a las autoridades paquistaníes a respetar la libertad religiosa después de que la Policía de la provincia de Punjab supuestamente haya destruido decenas de tumbas de una minoría. En ese sentido, ha destacado que Washington habla de forma regular con Islamabad sobre estas cuestiones, y que la gran cantidad de este tipo de incidentes hace que Pakistán esté designado como un "País de Especial Preocupación".