En pleno y sofocante mes de julio, Bangladesh ha sufrido un levantamiento que amenaza con cambiar el curso de su historia. Lo que comenzó como una protesta estudiantil contra un controvertido sistema de cuotas de empleo público rápidamente se transformó en una rebelión masiva que sacudió los cimientos del régimen de Sheikh Hasina, quien ha gobernado el país con mano firme durante 15 años. A medida que las semanas pasaban, las calles de Daca y otras ciudades importantes se convirtieron en campos de batalla, marcados por enfrentamientos brutales entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Día 1 - El calor de la rebelión
Las calles de Daca y otras ciudades importantes de Bangladesh se llenan de tensión, con estudiantes tomando el protagonismo en lo que comenzó como protestas pacíficas contra un sistema de cuotas que, a ojos de muchos, representaba lo peor del nepotismo gubernamental. La reinstauración de este sistema por parte del Tribunal Supremo encendió la chispa que avivó la ira acumulada durante años. Los estudiantes, apoyados por sectores de la sociedad que compartían su frustración, alzaron la voz, pero la respuesta del gobierno no fue de diálogo, sino de fuerza. Los informes comenzaron a llegar: cargas policiales, arrestos, heridos. La primera chispa del conflicto había sido encendida.
Día 10 - El conflicto escala
Las protestas se intensificaron, y lo que comenzó con demandas específicas sobre las cuotas se transformó rápidamente en un movimiento más amplio contra el gobierno de Sheikh Hasina, quién ha ejercido su liderazgo durante tres lustros. La represión gubernamental se tornó más brutal; el uso de balas de goma, gases lacrimógenos y, finalmente, munición real se convirtió en algo cotidiano. Las cifras de muertos y heridos comenzaron a aparecer en los medios de comunicación, y con ellas, la indignación creció. El país entero parecía estar a punto de estallar.
Día 20 - El país en llamas
La violencia no se limitó a las calles de Daca; pronto se extendió por todo Bangladesh. Los manifestantes bloqueaban carreteras y ferrocarriles, mientras que los enfrentamientos con la policía se intensificaban. En las redes sociales, las imágenes de la brutal represión gubernamental se volvieron virales, alimentando aún más la ira de la población. Las fuerzas de seguridad, bajo las órdenes de un gobierno desesperado por mantener el control, respondieron con aún más violencia, lo que solo sirvió para reforzar la resistencia. Los relatos de muertos, heridos y desaparecidos se multiplicaban, y el caos se apoderaba del país.
#Bangladesh में हिन्दुओं का नरसंहार जारी है, सेना और सरकार कर रही आतंकियों की मदद
खबर आ रही है की इस्लामिक आतंकवादियों ने बांग्लादेश में पंचागढ़ जिला के 2 हिन्दुओं गांव बरुआपारा और लक्षीपारा पूरी तरह जला दिए हैं
— Yati Sharma (@yati_Official1) August 12, 2024
👉🏼 सब याद रखा जाएगा 👈🏼#AllEyesOnBangladeshiHindus pic.twitter.com/T6s4MytfXi
Día 30 - La caída de Sheikh Hasina
El 5 de agosto, la noticia recorrió Bangladesh como un terremoto: Sheikh Hasina, la poderosa líder que había gobernado durante más de una década, había huido del país. En un helicóptero, dejó su residencia en Daca y voló hacia India, antes de dirigirse al Reino Unido. Su salida marcó el fin de un régimen, pero también dejó un vacío de poder que pronto sería llenado por el caos y la incertidumbre. Las calles se llenaron de celebración, pero también de temor por lo que vendría después. ¿Podría el país recuperar la estabilidad, o se hundiría aún más en la anarquía?
Día 35 - El regreso de Salahuddin Ahmed
Poco después de la huida de Hasina, Salahuddin Ahmed, un veterano líder de la oposición que había estado exiliado en India durante nueve años, regresó a Bangladesh. Su llegada fue recibida con esperanza por muchos, que lo veían como una figura de cambio, pero también con escepticismo por aquellos que temían que su retorno solo exacerbaría las tensiones políticas. Ahmed, que había sido un feroz crítico de Hasina, no perdió tiempo en hacerse notar, prometiendo luchar por un Bangladesh nuevo y más justo. Sin embargo, las preguntas sobre cómo manejaría el país en medio de tanto desorden seguían sin respuesta.
Día 40 - La violencia sectaria se desata
Mientras el país lucha por encontrar un equilibrio en medio de la inestabilidad política, la violencia sectaria contra la minoría hindú se intensificó de manera alarmante. Los hindúes, que constituyen una minoría significativa en Bangladesh, se convirtieron en el blanco de ataques violentos perpetrados por grupos islamistas extremistas. Estos grupos, aprovechando el vacío de poder y la falta de un liderazgo fuerte, comenzaron una campaña de terror que incluyó la quema de templos, saqueos de hogares y el secuestro de mujeres.
🔴 Suite à la chute du gouvernement du #Bangladesh, les militants du Jamaat-e-Islami, organisation islamique visant à promouvoir la charia, attaquent, tuent, violent et brûlent la minorité hindoue pour les chasser du pays. Partout sur la planète, les islamistes sèment la mort. pic.twitter.com/CnI3rMtVQu
— Hélène Laporte (@HeleneLaporteRN) August 6, 2024
Día 45 - Muhammad Yunus, la ultima esperanza
En medio del caos, Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz y conocido por su labor con microcréditos, fue llamado a liderar un gobierno provisional. Su misión era simple en el papel, pero monumental en la práctica: guiar a Bangladesh hacia nuevas elecciones y restaurar el orden. Yunus, una figura respetada tanto dentro como fuera de Bangladesh, asumió el desafío, pero el país que tenía ante él estaba en ruinas. Con la violencia sectaria en aumento, un sistema político fracturado, y una economía tambaleante, su tarea parecía casi imposible. La nación, sin embargo, no tenía otra opción que confiar en él.
Día 50 - El futuro de Bangladesh pende de un hilo
Bangladesh sigue en una encrucijada cumpliendo ya los 50 días de convulsiones. Las llamas de la rebelión estudiantil pueden haber derrumbado un régimen, pero también han dejado cicatrices profundas en la nación. La violencia sectaria, el retorno de figuras políticas exiliadas y la incertidumbre política continúan alimentando un clima de inestabilidad. Las esperanzas ahora están puestas en Muhammad Yunus, pero las preguntas persisten: ¿podrá este Nobel de la Paz restaurar la estabilidad, o se verá superado por las fuerzas del caos que se han desatado?