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Meses después, la UNRWA reconoce que algunos de sus empleados participaron en la masacre del 7 de octubre

La agencia de la ONU despide a nueve de sus trabajadores que "podrían haber estado involucrados" en el brutal atentado de Hamás.

La agencia de la ONU despide a nueve de sus trabajadores que "podrían haber estado involucrados" en el brutal atentado de Hamás.
Imagen de archivo de manifestantes golpeando la puerta de la oficina de la UNRWA en Gaza. | Cordon Press

Una vez más, los informes de la inteligencia israelí estaban en lo cierto y los jefes de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, mentían: ahora, seis meses después de que la acusación se presentase públicamente, la organización ha despedido a nueve de sus trabajadores que, según el comunicado que hizo público este lunes, "podrían haber estado involucrados en los terribles ataques del 7 de octubre" que realizó Hamás y que llevaron a la guerra que casi diez meses después, sigue en marcha.

La nota está firmada por el propio Philippe Lazzarini, máximo responsable de la agencia, que trata de mantener un complicado equilibrio ya que, por un lado dice que los indicios que incriminan a estos nueve trabajadores deberían "autenticarse y corroborarse", pero por el otro decide que "no pueden trabajar para UNRWA".

El comunicado explica también que las alegaciones sobre la implicación de sus trabajadores se presentaron a la agencia en enero y desde entonces, hace ya seis meses, la Oficina de Servicios de Vigilancia Interna de la ONU y la Secretaría General han llevado a cabo una investigación que ha afectado a 19 trabajadores.

Y de los 19 casos sólo en uno no se ha encontrado ninguna prueba de la participación en la masacre del 7 de octubre, mientras que en otros nueve "las pruebas obtenidas son insuficientes", por lo que no se tomarán medidas contra estos trabajadores.

Las contundentes acusaciones

El informe sobre la participación de empleados de la UNRWA en la masacre del 7 de octubre saltaron a la luz a finales de enero: habían sido elaborados por Estados Unidos a partir de los datos obtenidos por Israel.

Las acusaciones no eran nimias, por ejemplo uno de estos trabajadores secuestró, con la colaboración de su hijo, a una mujer israelí; otro ayudó a llevar hasta Gaza el cuerpo de un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF por sus siglas en inglés), además de distribuir munición y coordinar vehículos que participaron en el ataque. Un tercero participó directamente en la masacre de un kibutz, aparentemente el Be’eri, en la que murieron 97 personas…

Desde la propia agencia de la ONU se ha hablado siempre de casos aislados y concretos, pero el hecho es que los vículos de la UNRWA con Hamás están sobradamente demostrados y, por ejemplo, desde el inicio de la actual guerra en varias ocasiones se han encontrado verdaderos arsenales de los terroristas en instalaciones de la ONU en Gaza,

Además, dada su importancia en el sistema educativo palestino –sus escuelas atienden a casi un tercio de los niños– el papel de la UNRWA en la perpetuación del odio y la prolongación del conflicto es clave y, por supuesto, de una extrema gravedad.

De hecho, la vinculación entre la agencia de la ONU y la organización terrorista se ha visto también fuera de Gaza: uno de sus maestros más destacados en el Líbano es un destacado miembro de Hamás.

Ninguna de estas revelaciones ha cambiado la actitud del gobierno español frente a UNRWA, más bien al contrario: el Ejecutivo de Sánchez ha aumentado el dinero público que se entrega a esta organización, lo que no deja de ser coherente con la posición, claramente partidista y tan antiisraelí que incluso ha merecido los elogios de Hamás, que han mantenido Pedro Sánchez y los suyos desde el pasado 7 de octubre.

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