Yaha Sinwar ha sido eliminado y esto es, para empezar, una noticia que hay que celebrar: se ha hecho justicia con aquel que pensó, planificó y ordenó la masacre de Hamás del 7 de octubre. Pero además de disfrutar de la buena nueva lo que ha ocurrido nos da algunas claves sobre la situación en Gaza y el futuro de la Franja.
Una de ellas es que el hecho de que Sinwar estuviese al aire libre y acompañado sólo por otros dos terroristas de Hamás, que parece la prueba más contundente posible de que la estructura militar de la banda terrorista está desintegrada. También demuestra como la presión militar de Israel ha sido y sigue siendo muy eficaz, a pesar de que la longitud de la guerra haya hecho pensar en algún momento que no era así.
Otro aspecto interesante es que tal y como han señalado Joe Biden y el propio Benjamin Netanyahu, quizá la muerte de Sinwar abra una cierta esperanza a la liberación de más secuestrados –en teoría quedan 101 rehenes en manos de la banda terrorista, aunque algunos de ellos pueden estar muertos según los datos de la inteligencia israelí– y de hecho, el primer ministro israelí ha hecho un llamamiento a los secuestradores prometiéndoles un trato menos duro si liberan a sus secuestrados.
Y, finalmente, la muerte de Sinwar también abre la esperanza a que la destrucción política de Hamás sea por fin una realidad como ya lo es la destrucción de sus capacidades militares, lo que sin duda es un requisito indispensable para que la Franja de Gaza y en general todo el pueblo palestino tengan un futuro que no pase necesariamente por el odio irracional a Israel y la violencia contra el Estado judío y contra todo aquel que ose discrepar dentro de la propia sociedad palestina.