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La prensa especializada recibe el "iPhonazo" de Apple con dudas

La capacidad de Apple para generar expectación ha sido demostrada una vez más, pero tanto se esperaba que muchos han quedado decepcionados. Quienes han podido tenerlo entre las manos, en cambio, parecen demostrar un mayor entusiasmo por el iPad.

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A Zapatero le encanta el iPad de Apple Todo Grupo Risa

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Lo único que ha dejado clara la presentación del iPad es la capacidad de Apple para tener a medio mundo pendiente de lo suyo. En cambio, el producto que ha visto la luz este 27 de enero, el iPad, ha decepcionado algunos y entusiasmado a otros. Carmelo Jordá cree que será capaz de inventarse ese segmento de mercado situado entre los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles del que hablaba Steve Jobs en su presentación. Enrique Dans está de acuerdo y cree que será a las "tabletas" lo que el iPod fue para los reproductores MP3 y el iPhone a los móviles.

Ángel Jiménez de Luis, autor del Gadgetoblog de elmundo.es, recuerda cuando en la presentación del iPhone en el año 2007 le cayeron tortas por doquier por escribir que era "como un teléfono del futuro traído al presente". Asegura que no lo explicó bien: no eran las características lo que impresionaba, de hecho muchos teléfonos lo superaban ampliamente en ese apartado, sino el interfaz y su capacidad para llevar al bolsillo lo más parecido a la navegación web hecha como Dios manda, desde un ordenador. Algo de lo que se da uno cuenta al probarlo, pero que es difícil de explicar.

El iPad tiene virtudes como el diseño o el microprocesador Apple A4 creado específicamente para este dispositivo, pero también graves carencias, como la falta de una webcam, que al contrario que otras tabletas no reconozca la escritura a mano, que no dispone de Flash o que al igual que el iPhone carezca de multitarea, un problema más grande en un aparato con intención de sustituir al portátil en algunos usos que en un teléfono móvil.

Pero el iPhone también tenía muchísimas carencias cuando se lanzó. No tenía conexión 3G, ni permitía enviar o recibir mensajes multimedia, entre otros muchos defectos. Y sin embargo fue un bombazo que aún no tiene rival tres años después. David Pogue recuerda en el New York Times que hay que ser cautos si no se ha tenido uno entre las manos, porque uno puede centrarse demasiado en lo que le falta sin haber experimentado lo que sí tiene: el interfaz de usuario y la comodidad de manejo. Sin embargo, no acaba de verle una identidad propia, que no llegue a ser el cacharro oficial para una función específica. En TechCrunch tampoco acaban de verle ninguna funcionalidad digna de destacar que lo convierta en algo que hay que tener.

Y es que la apuesta con el iPad es diferente, porque no hay ninguna duda de que no tiene rival, pero porque no existe un mercado para las tabletas digno de tal nombre. Se ha intentado crear en varias ocasiones desde que Alan Kay concibiera en 1968 el Dynabook, una idea que el propio Kay considera que no ha llegado a materializarse completamente. Y nunca ha cuajado.

Apple prevé vender 4 millones de iPads este año. Veremos si le sale bien la apuesta. Entre otras razones porque tendrá que pagarle a Fujitsu los derechos para usar un nombre que posee esta empresa, al igual que Cisco tenía el del iPhone.

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