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Madrid

Madrid se vuelca con la ayuda a Ucrania: particulares, ONG e instituciones desbordados

Los centros privados o públicos que están recogiendo en Madrid material y donativos para Ucrania se ven desbordados por la ola de solidaridad.

Los centros privados o públicos que están recogiendo en Madrid material y donativos para Ucrania se ven desbordados por la ola de solidaridad.
Madrieños con bolsas de ayuda a Ucrania. | C.Jordá

Suena a tópico, pero es uno de esos tópicos firmemente enraizados en la verdad: España es un país que se vuelca con los que sufren y Madrid es una ciudad en la que ese carácter solidario –solidaridad de la de verdad, no de esa falsa a la que nos obliga el Estado– probablemente todavía es aún más evidente al ser el lugar en el que más personas pueden ejercerlo.

La invasión rusa de Ucrania no ha sido la excepción: la conmoción que ha provocado la guerra ha desatado una ola de solidaridad que se ha concretado en algunos puntos y que quizá tiene en una pequeña tienda junto a la Estación de Atocha, Ucramarket, su epicentro simbólico.

Acercarse al número ocho de la calle Méndez Álvaro supone sumergirse en un auténtico frenesí de actividad. Desde una distancia de decenas de metros ya se ven los coches descargando –de hecho dos policías municipales tienen que ordenar un poco el tráfico– y los ciudadanos acercándose con bolsas repletas.

A la puerta de la tienda varias personas trabajan afanosamente metiendo todo tipo de cosas en cajas y cargando estas en una furgoneta aparcada junto a la acera, que es de la ONG Olvidados. El chico que gestiona la carga y está a punto de marcharse nos explica que lleva todo a un almacén en las afueras de Madrid que les han cedido y desde allí se pasa a camiones para hacer el viaje definitivo.

"Vine a dejar unas cosas y me he quedado"

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Una furgoneta cargada hasta los topes de cajas con ayuda para Ucrania.

Entre el revuelo de las personas por allí destaca Begoña, una mujer de mediana edad que señala el contenido de las cajas con un gran rotulador negro y parecer ser de los que más sabe qué está haciendo. Hablamos con ella y nos dice que no tiene ninguna vinculación personal o familiar con Ucrania, simplemente "vi que se estaban recogiendo cosas aquí, que era un centro de ucranianos y vine a dejar unas bolsas". Vino, pero no se marchó: "Eso fue hace tres días y aquí estoy desde entonces".

Begoña nos cuenta que desde que está allí ha visto pasar a todo tipo de madrileños, "desde médicos hasta peluqueras", pero que sobre todo "hay gente humilde que está viniendo a ayudar y a donar".

Medicinas y cosas para bebés

Verónica si tiene un aspecto y un acento – aunque habla perfectamente español – que la delatan como ucraniana. Nos fijamos en ella cuando le está explicando a una mujer, que la escucha tomando notas en una libreta, qué cosas se pueden traer a ese punto de recogida. Ella le pide medicinas y otras cosas más concretas: "Material para el ejército, ropa térmica, calcetines de hombre", también le dice que se están recogiendo "pañales, ropa de bebés y cosas para el aseo" de los niños y algo que todos los centros de ayuda parecen necesitar: cajas.

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Voluntarios recopilando y guardando material de ayuda

Le preguntamos su historia y nos cuenta que sus padres y su hermana están en España, pero el resto de su familia está allí, aunque por ahora tiene la suerte de que "están en una ciudad que no está siendo bombardeanda, que está relativamente tranquila, esperemos que no haya peligro" nos dice sin mostrarse demasiado convencida de que esto sea posible.

"He estado desde el primer día en las protestas en la Embajada rusa y luego hemos venido para ayudar". Nos cuenta también que su pareja "es cirujano en el hospital de Getafe y todos sus compañeros y su jefe nos están ayudando muchísimo", según nos dice "están comunicándose con los laboratorios para poder conseguir material médico que no se puede obtener en las farmacias". Para terminar, nos resume lo que es su peculiar día a día desde el inicio de la invasión "O estamos ayudando con lo que se puede o manifestándonos en la embajada rusa".

"Todo se ha desbordado"

Por último nos atiende Caterina, responsable de la tienda en la que ahora la verdad es que no parece que se venda gran cosa: "Empezamos recogiendo ayuda para un familiar mío que trabaja de voluntario, pero todo se ha desbordado", nos cuenta.

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La fachada de Ucramarket.

"Han salido ya cuatro camiones, uno que llego hasta Ucrania y otros tres que han llegado hasta un corredor en Polonia, donde los recoge el ejército". Este dispositivo ha sido posible gracias a "una asociación que estaba en contacto con el ejército y ellos nos facilitan esos corredores", nos dice, "mientras haya corredores seguiremos así y si no hay el plan b es dejarlo en almacenes hasta que se pueda mandar".

Caterina no para de hablar con unos y otros y de transmitir instrucciones, mientras fuma casi con la misma urgencia frenética con la que todo se mueve a su alrededor. Le preguntamos qué han enviado ya a Ucrania y nos confiesa que ha "perdido la cuenta, varios camiones grandes y otros de ocho o diez toneladas y ya tenemos lleno otro de 36 toneladas", nos dice, "además, no sabes los coches con voluntarios que han ido para allí".

También en las juntas municipales

Como en Ucramarket ya no recogían ni más ropa ni comida, se deriva a la gente a la Junta de Distrito de Arganzuela, a sólo unos pocos minutos en coche. Nos acercamos esta sede municipal junto a las famosas salas del Matadero y encontramos allí a una funcionaria y una voluntaria, Belén, que nos cuenta que hace dos días "nos llamaron y nos dijeron que si podíamos venir a recoger cosas y guardarlo en cajas".

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Paquetes de ayuda amontonados.

La pequeña habitación destinada a la recogida ya está hasta los topes y se ha habilitado otra sala en un edificio cercano. Allí los paquetes y las cajas se agrupan en grandes montones: en esta parte ropa y en esa zapatos, allí comida y más allá cosas para bebés.

En alguna de las cajas, que ha traído un colegio cercano, los niños han escrito el contenido en inglés y en ucraniano y, además de pañales o productos de higiene, mandan sonrisas y corazones.

Otros dos voluntarios nos explican que llevan allí" desde las 9,30 de la mañana – son cerca de las tres - y ha venido muchísima gente" que les ha llevado "gran cantidad de alimentos, ropa, leche, pañales... Nos dicen que al ser un día laborable ha ido más "gente mayor y de mediada edad" pero que no había "un perfil concreto" y que bastantes personas que simplemente pasaban por allí "han visto el cartel, se han ido a comprar al supermercado y nos lo han traído".

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Cajas con rótulos en ucraniano y corazones.

Una chica joven nos explica emocionada cómo lo que ha visto durante esa mañana: "Ha sido increíble, muchísima gente, coches llenos, envíos desde colegios…". Está claro: una vez más la solidaria Madrid está demostrando que hay tópicos que se cumplen.

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