
El periodo estival suele consistir en unos meses en que la pulsión informativa disminuye considerablemente. Los parlamentos suspenden su actividad, los políticos apagan los micrófonos y los ciudadanos se disponen a pasar unos días de asueto y paz, quizá con lecturas más livianas.
Desde hace unos años esta máxima no se aplica. La pandemia, las elecciones generales de 2023 – antes, en el 2020, las vascas y gallegas- o el esperpéntico regreso del fugado Carles Puigdemont el pasado agosto dan buena muestra de ello. Pero este verano promete ser un verdadero maremoto político. Las informaciones sobre la trama corrupta que habría operado en el corazón mismo del PSOE y del Gobierno se suceden a un ritmo vertiginoso desde que el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil viera la luz.
Pedro Sánchez ha decido de momento resistir en un búnker cada vez más angosto. Pero hasta sus más cercanos hablan ya de dimisión. "No llegará a agosto", apuntaron fuentes de su equipo a La Razón esta misma semana.
Ante este escenario la presidenta de la Comunidad de Madrid ha pedido a los suyos mantener la alerta máxima. Lo hizo este jueves en dos reuniones con su núcleo más próximo. Primero en la Asamblea, antes de la última sesión plenaria del curso. Después, en la tradicional cena que por estas fechas celebran los populares madrileños.
Hasta ahora Isabel Díaz Ayuso había sostenido que la corrupción no derribaría a Sánchez, más bien al contrario: es la corrupción la que "ata" al presidente del Gobierno a la Moncloa. Ahora y por primera vez, en privado, la jefa del Ejecutivo regional reconoció que atisba el final del sanchismo, lo que a su juicio lo vuelve "más peligroso".
La situación es completamente "anómala", como "no se había vivido nunca en democracia, con un presidente enloquecido, que se saltó las normas y las reglas hace ya mucho tiempo, y que ha convertido la política española en un auténtico disparate", indicó a sus diputados.
"Nos van a hacer pasar unos meses muy largos y muy desagradables. Estamos llegando al final, pero como todo régimen en descomposición es cuando se convierte en más peligroso", añadió Ayuso, que agradeció el trabajo a los parlamentarios durante este periodo frente a una "oposición devastadora, desagradable" que ha trabajado "de manera mezquina y peligrosa contra el Gobierno de la Comunidad de Madrid.
La idea de que el "disparate" en el que está instalada la política nacional puede llevar a un mayor debilitamiento del andamiaje constitucional y del Estado de derecho mismo es algo en lo que viene incidiendo la presidenta madrileña en los últimos tiempos. Pero esta misma semana Díaz Ayuso encendió una luz de alarma más potente. "Pido que tengamos ojo este verano, porque yo creo que va a aprovechar que está la gente en otras ocupaciones para esto. Igual que hay patrullas vecinales para entre ellas a veces protegerse, pienso que todos tendremos que estar pendientes de lo que hacen este verano". Y es que en el horizonte próximo se encuentra la Ley Bolaños ante la que jueces y fiscales ya han anunciado una huelga que promete ser histórica.
Para el PP queda, además, una parada importante en las próximas semanas: su congreso nacional. La decisión de Alberto Núñez Feijóo de adelantarlo a la primera semana de julio cobra ahora más sentido si cabe. El partido debe estar renovado y engrasado para un eventual adelanto electoral.
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