El rey Juan Carlos I de España se ha reunido este jueves con su homólogo marroquí, Mohamed VI, en Marraquech, en la primera visita de un jefe de Estado extranjero a este país tras el atentado del 28 de abril en la plaza Yemá el Fna de Marraquech.
Uno de los puntos abordados en la reunión, que terminó una hora y media más tarde, fue precisamente las condolencias expresadas por el jefe de Estado español y su solidaridad en la lucha de Marruecos contra el terrorismo, según informaron a Efe fuentes diplomáticas españolas.
En la entrevista también se analizaron el "buen estado de las relaciones bilaterales, después de los últimos malentendidos", según las mismas fuentes, así como el deseo de impulsar la cooperación económica y comercial entre los dos países. De la misma forma, el rey español expresó su apoyo al proceso de reformas iniciado por Mohamed VI, quien en un discurso el pasado 9 de marzo anunció una profunda revisión de la Constitución que otorgará mayores poderes al primer ministro y al Parlamento.
El rey alauí recogió a Don Juan Carlos en la residencia Jnane el Kbir y juntos, en un gesto poco habitual, según fuentes de la Casa Real marroquí, se dirigieron en un Mercedes propiedad de Mohamed VI hacia el Palacio Real de Marraquech, adonde llegaron sobre las 17.00 hora local (16.GMT).
Don Juan Carlos fue recibido en el palacio por la plana mayor del Estado marroquí, encabezada por el primer ministro, Abás el Fasi, los presidentes de las dos cámaras parlamentarias, Abdeluahed Radi, y Mohamed Cheij Biadilah, respectivamente, los ministros de Asuntos Exteriores y de Interior, Taieb Fasi Fihri, y Taieb Cherkaui, y los jefes de las Fuerzas Armadas Reales.
Un destacamento de la Guardia Real hizo los honores a Don Juan Carlos a su entrada, en un recibimiento que, según las fuentes marroquíes, es idéntico al de una visita de Estado, pese a que la del monarca español se trata de una visita privada.
A la entrada del palacio se le hizo a Don Juan Carlos la clásica invitación a dátiles y leche. El Rey declinó los frutos, pero aceptó beber algo de leche.
Tras ello, los dos soberanos pasaron a una de las salas del palacio, donde mantienen una conversación privada a puerta cerrada.