La joven, residente del barrio de Mosman, llamó a la policía la mañana del miércoles pidiendo ayuda. Un equipo de oficiales se trasladó hasta la casa, donde "examinan el artefacto" e intentan ayudar a la mujer.
Un alto cargo de la policía oficial informó que se trataba de un extraño "collar bomba". Mark Murdoch, subcomisario, explicó a los medios de comunicación australianos que la joven no podía quitarse el artefacto explosivo.
"El proceso necesita un alto nivel de destreza y debe ser meticuloso", ha explicado Murdoch, que no pudo precisar si era verdad la información que alega que el artefacto fue atado a la mujer por alguien que ella no conocía, y que se podría tratar de un intento de extorsión. El subcomisario se limitó a precisar que el incidente "no se está tratando como un caso de autolesión", según informa The Telegraph.