Algunos de los jóvenes allí recluidos habían sufrido palizas y un trato propio de una cámara de tortura, todo para aleccionarles en el Corán.
Se trata de un castigo contratado por los propios padres de los niños, algunos de tan sólo 12 años, para alejarles de las drogas y la delincuencia. Los jóvenes han relatado su estancia en la escuela-prisión, asegurando que sus responsables les pegaban con palos y no les alimentaban ni vestían.
Según relatan otros, los talibanes habían visitado el centro y les aleccionaron para "prepararse para la batalla". Un joven que intentó escapar dijo haber recibido centenares de latigazos y que fue encerrado durante un mes encadenado en un sótano.
La Policía se encuentra investigando los abusos. Dos de los responsables de la prisión han sido detenidos, pero el máximo responsable de la misma ha conseguido escapar.