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Cerca de 300 personas muestran en Londres su preocupación ante la posibilidad de contagio por polonio

Alrededor de 300 personas se han mostrado preocupadas ante la posibilidad de haberse contagiado de las radiaciones que acabaron con la vida del ex expía ruso Alexander Litvinenko. Scotland Yard ha hallado restos de polonio 210, en la casa del fallecido, así como en un restaurante y un hotel de Londres que visitó antes de caer enfermo. Según la Agencia de Protección de la Salud (HPA), estas personas llamaron al número de teléfono de atención directa del Servicio Nacional de Sanidad (NHS) para hacer las consultas oportunas y quedarse más tranquilas, aunque desde esta instancia se ha asegurado que el riesgo de contagio radioactivo es muy bajo.

Alrededor de 300 personas se han mostrado preocupadas ante la posibilidad de haberse contagiado de las radiaciones que acabaron con la vida del ex expía ruso Alexander Litvinenko. Scotland Yard ha hallado restos de polonio 210, en la casa del fallecido, así como en un restaurante y un hotel de Londres que visitó antes de caer enfermo. Según la Agencia de Protección de la Salud (HPA), estas personas llamaron al número de teléfono de atención directa del Servicio Nacional de Sanidad (NHS) para hacer las consultas oportunas y quedarse más tranquilas, aunque desde esta instancia se ha asegurado que el riesgo de contagio radioactivo es muy bajo.
L D (EFE) Alexander Litvinenko, conocido por sus afiladas críticas al presidente ruso, Vladimir Putin, falleció el pasado jueves como consecuencia de una gran dosis de una radiación emitida por una sustancia radiactiva conocida como polonio 210.

Scotland Yard, que se ha hecho cargo de la investigación del caso, ha hallado restos de polonio 210, en la casa del fallecido Litvinenko, así como en un restaurante y un hotel de Londres que visitó antes de caer enfermo. La HPA subrayó que el riesgo de contagio radiactivo es muy bajo, aunque había recomendado a los clientes de esos dos establecimientos que contactaran con el NHS para hacerse unas pruebas de orina.

El pasado 1 de noviembre, cuando enfermó repentinamente Litvinenko, éste se reunió en un hotel de Londres con dos compatriotas, uno de los cuales es un ex agente del KGB (antiguo servicio de espionaje soviético). Ese mismo día, el ex espía se entrevistó con el profesor italiano Mario Scaramella, quien tiene buenos contactos en el mundo del espionaje, en un restaurante japonés en el centro de la capital británica.

Al parecer, Scaramella le facilitó nombres de las personas que podrían estar involucradas en el asesinato de la periodista rusa Anna Politkovskaya, también detractora del Kremlin, que estaba siendo investigado por Litvinenko. De 44 años, fue coronel del Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB, al que también perteneció Putin) y residía desde el 2001 como refugiado en el Reino Unido, donde el Gobierno le había concedido la nacionalidad británica.

El antiguo agente secreto murió el pasado jueves en el University College Hospital de Londres tras un rápido deterioro de su salud provocado por la intoxicación radiactiva, no sin antes acusar en una carta póstuma a Putin de estar implicado en el supuesto crimen.

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