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El FMI de Strauss-Kahn avaló a Ben Ali y Mubarak

El director del Fondo defendía hasta hace semanas el éxito de las economías de Túnez y Egipto

El derrocamiento de Mubarak y Ben Ali ha logrado conciliar la mayor parte de las posturas: eran dos tiranos que asfixiaban a sus ciudadanos, y han tenido la suerte que merecían. Sus desfalcos y corruptelas ahora salen a relucir a diario, pero no ha siempre ha sido así. Ambos tuvieron sólidos apoyos, que ahora se apresuran en abandonar el barco.

El primero fue la Internacional Socialista, que tuvo a bien expulsarles de su organización, cuando las revueltas ciudadanas les hicieron perder el poder, no antes. Fueron insignes miembros durante las décadas que estuvieron en el poder.

Pero no se han quedado solos en este ejercicio de desmemoria. El Fondo Monetario Internacional también participa de esa amnesia voluntaria, y más concretamente su director, Dominique Strauss-Kahn. La hemeroteca no perdona, y los informes del propio FMI tampoco. Strauss-Kahn cuenta con un genuino historial de alabanzas a ambos tiranos, que aún permanecen vivos en la red.

En 2008, una visita oficial del director del Fondo ya suscitó las críticas de los tunecinos y de diversas organizaciones en derechos humanos. Aquél 18 de noviembre, Strauss-Kahn palmeó la espalda de Ben Ali, elogiando su labor: "Túnez es incluso un buen ejemplo para muchos países que están surgiendo" aseguró. Al margen de lo puramente ético, ni siquiera se hizo referencia entonces al sangrante problema de desempleo en el país, ni el escandaloso grado de corrupción de ciertos sectores, ni, por supuesto, hacer ni una leve alusión a la deriva tiránica de su presidente.

Desde entonces hasta que Ali fue despojado del poder, las sucesivas declaraciones de Strauss-Kahn han ido en el mismo sentido. Halago tras halago, sin atisbo de crítica.

Quizás, en el caso de Egipto resulta aún más sangrante. También desde 2008 se llevan sucediendo las felicitaciones y continuas palabras de compromiso de Strauss-Kahn con el régimen de Mubarak. "Esta es mi primera visita a Egipto como director del FMI" decía ese septiembre "Tengo que felicitar a Hosni Mubarak y Ahmed Nazif por el impresionante rendimiento económico de los últimos años" proclamaba, repartiendo más felicitaciones por convertir el país del Nilo en "un destino principal para los inversores internacionales".

En la nota oficial emitida tras la visita, se aseguraba que "el sector financiero es ya fuerte y está listo para descarga, y damos el beneplácito a los esfuerzos en curso para fortalecer aún más su control". El político francés se mostraba solícito con Mubarak, y le ofrecía su "asesoramiento y apoyo para la extensión de reformas", indicándole lo positivo de un cambio de orientación de los subsidios, hacia los más pobres.

Esta satisfacción general se mantendría intacta durante los tres años que aún quedaban  para el derrocamiento del rais. Los informes del FMI plasman la bendición de Strauss-Kahn, hasta meses antes de la revuelta popular tumbara sus tiranías: en marzo del pasado año, una reunión del Consejo Ejecutivo del FMI se reveló particularmente elogiosa con el gobierno egipcio.

En el informe resultante, pueden leerse cómo se da la bienvenida a la gestión macroeconómica del Ejecutivo, instando a mantener "las reformas inauguradas en 2004 que han reforzado la resistencia de la economía egipcia para afrontar la crisis financiera mundial", aseguró. Todo cortesía.

Dominique Strauss-Kahn, por supuesto, no ha visto oportuno desdecirse de ninguna de sus afirmaciones, ni arrepentirse de haberse tapado los ojos ante la rampante corrupción de Mubarak. Tampoco sobre su actitud indulgente con Ben Ali.

Pero sí que ha habido turbulencias dentro del FMI: Youssef Boutros-Ghali, ministro de Financias desde 2004, no ha sido renovado en sus cargos, y en consecuencia, ha tenido que renunciar de su posición en la organización, con sede en Washington: el 4 de febrero tuvo que dimitir de la dirección del Comité Monetario y Financiero Internacional, órgano asesor del FMI.

En cualquier caso, la situación pone de relieve la cambiante actitud del director del Fondo, demostrada también en lo ocurrido la pasada semana con Rodrigo Rato. Acusó al político español de no haber previsto el impacto de la crisis económica.

Lo que Strauss-Kahn dice ahora

Mucho han cambiado las declaraciones actuales del político francés. Ahora, todo son proclamaciones de ayuda hacia Túnez y Egipto: "La causa de la crisis está en el alza de los alimentos y el combustible" aseveró.

Además, en un continuo ejercicio de cinismo, ofreció la ayuda del Fondo a ambos países para salir de "la crisis en la que están sumidos". La misma que nunca reconoció.

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