"Supongamos que Sarkozy de repente se vuelve loco, como parece ser que está sucediendo. ¿Qué haría en ese caso el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con Sarkozy y su maletín?", se pregunta Castro.
El sátrapa cubano se muestra muy escandalizado por las expulsiones de gitanos rumanos de suelo francés y muy poco porque el país que ha sojuzgado durante décadas con mano de hierro sea uno de los que más exiliados políticos tiene del mundo, entre ellos los presos políticos que están siendo deportados a España, en la mayor parte de los casos pasando directamente de la celda al avión, sin siquiera poder ver su casa.
El dictador, de 84 años y muy activo desde que en julio pasado volvió a la vida pública tras cuatro años de enfermedad y convalecencia que le hicieron ceder el poder a su hermano Raúl, ya provocó las protestas de Francia cuando el pasado viernes calificó de "holocausto racial" la política del gobierno francés con respecto a los gitanos.
Castro se pregunta "qué ocurrirá si la extrema derecha francesa decide obligar a Sarkozy a mantener una política racista en contradicción con las normas de la Comunidad Europea", y añade que el Consejo de Seguridad de la ONU debería pronunciarse tanto sobre esta cuestión como sobre el poderío nuclear francés.
Del mismo modo, se pregunta si tiene sentido moral y ético lanzar un ataque contra Irán por la que él llama "supuesta intención" de fabricar un arma atómica.
En sus últimas intervenciones, Castro ha defendido abiertamente el programa nuclear iraní, negando que tenga fines bélicos y atribuyendo esas suposiciones a los intereses de Israel y Estados Unidos, a los que según él secundan los países europeos.
