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Francia celebra su Fiesta Nacional en medio de la crisis elísea por el Libro Blanco

Casi cuarenta de jefes de Estado y de Gobierno de la UE -que participaron en la cumbre de la UPM- y de la región mediterránea acudieron este lunes como invitados de excepción en el tradicional desfile militar de la Fiesta Nacional francesa. La acto estuvo marcado por el descontento en el Ejército por las reducciones de efectivos anunciadas en el Libro Blanco de la Defensa y la polémica presencia del presidente sirio.

Casi cuarenta de jefes de Estado y de Gobierno de la UE -que participaron en la cumbre de la UPM- y de la región mediterránea acudieron este lunes como invitados de excepción en el tradicional desfile militar de la Fiesta Nacional francesa. La acto estuvo marcado por el descontento en el Ejército por las reducciones de efectivos anunciadas en el Libro Blanco de la Defensa y la polémica presencia del presidente sirio.
L D (EFE) Casi todos los líderes de los 43 países representados en la cumbre que ayer lanzó en París la Unión por el Mediterráneo (UPM) se quedaron para asistir desde la tribuna de invitados, en la plaza de la Concordia, a esta parada militar que este año quiso homenajear en particular a los cascos azules.
 
Eso se tradujo en que los primeros en bajar la avenida de los Campos Elíseos fueron 150 cascos azules de 24 nacionalidades en misiones de paz en la región mediterránea (Líbano, Chipre y el Golán), entre los que había siete legionarios españoles, seis militares argentinos y un guatemalteco.
 
Previamente, el actor Kad Merad había leído delante de los jefes de Estado unos fragmentos del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 
El mensaje cobra un especial significado ante la polémica que se generó en Francia por la presencia en el principal acto oficial de la fiesta nacional del presidente sirio, Bachar al Asad, cuyo régimen fue acusado en Francia por grupos diversos por su desprecio de los derechos humanos y al que se responsabiliza de un atentado en Beirut en 1983 que costó la vida a 58 paracaidistas franceses.
 
A ese respecto, siete miembros de Reporteros sin Fronteras (RSF), incluido su secretario general, Robert Ménard, fueron arrestados poco antes del inicio del desfile cuando se acercaban a los Campos Elíseos para organizar una protesta con el lema "Asad, depredador de la libertad de prensa".
 
Algo que se le escapó al propio presidente sirio, al que el servicio de protocolo del Elíseo se encargó de colocar en la tribuna de personalidades diplomáticamente alejado del primer ministro israelí, Ehud Olmert, con cuyo país sigue en conflicto.
 
Al llegar a la tribuna, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, saludó a los líderes y a las personalidades políticas, incluido el responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana, y dio un apretón de manos caluroso al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al que había sacado varias sonrisas una conversación con su homólogo italiano, Silvio Berlusconi.
 
Muchos de ellos también se quedaron a un almuerzo oficial ofrecido por el jefe del Estado francés, tras el cual iba a ser condecorada por éste la ex rehén de las FARC Ingrid Betancourt.
 
Legión de Honor
 
Nicolas Sarkozy, ante las presencia de los invitados, condecoró a la ex candidata presidencial con las insignias de la Legión de Honor que ella dedicó a los colombianos, y en particular a sus compañeros de infortunio del secuestro.
 
Esta condecoración es para "todos los que sufrieron", "los que no volvieron" y los que siguen cautivos y esperan recobrar la libertad, declaró Betancourt emocionada en un acto celebrado en la terraza del jardín del Palacio presidencial del Elíseo ante miles de invitados a la fiesta nacional de Francia.
 
Sarkozy le dijo a Betancourt, que tiene la doble nacionalidad francesa y colombiana: "es usted un símbolo de esperanza".
 
Desfile
 
En el desfile intervinieron 4.390 personas, 65 aviones, 30 helicópteros, 241 caballos, 229 vehículos y siete paracaidistas que cerraron el desfile con un aterrizaje justo delante de la tribuna oficial con tres banderas, la de la ONU, la europea y la francesa.
 
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que estuvo sentado junto a Sarkozy, fue junto a él a rendir homenaje al estandarte de su organización.
 
Las cámaras prestaron mucha atención a la esposa de Sarkozy, Carla Bruni, que vestía un traje malva y acompañó a su marido al terminar el acto militar a darse un breve baño de multitudes, con una sesión fotográfica con un grupo de minusválidos.
 
En un mensaje a las Fuerzas Armadas francesas, Sarkozy se esforzó en insistir en transmitirles su "estima" y su "amistad", además de renovarles su "confianza", en un clima de indudable tensión por varias razones, la principal un Libro Blanco del que se deben conocer los detalles en las próximas semanas sobre una reducción de efectivos del 17% de aquí a 2015.
 
"Mido la dificultad y la exigencia de esta reforma, pero mi convicción es que es fundamental", destacó el jefe del Estado, que justificó "para hacer frente a las amenazas que pesan" sobre la seguridad la supresión de 54.000 puestos y de varios cuarteles, que han suscitado protestas de responsables municipales en las zonas afectadas.

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