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Japón asume la propiedad de un faro en las islas Senkaku reclamadas por China y Taiwán

El Gobierno de Japón ha anunciado que tomó el control y ha asumido la propiedad de un faro situado en la mayor de las islas Senkaku, cuya soberanía es reclamada también por China y Taiwán. Desde 1972, los tres países se han enfrentado diplomáticamente por esos islotes. En 1972, cuando EEUU devolvió los territorios a las autoridades japonesas junto con el archipiélago de Okinawa, se descubrió que los islotes eran ricos en petróleo y gas natural.

LD (EFE) En una conferencia de prensa, el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, anunció que la Guardia Costera de su país se encargará de la vigilancia y el mantenimiento del faro ubicado en la isla Uotsuri, la mayor de las islas Senkaku, que son reclamadas por China y Taiwán.
 
El ministro portavoz del Gobierno nipón, Hiroyuki Hosoda, explicó a la prensa que el Gabinete de ministros había remitido a China un mensaje en el que se comunicaba ese paso, que convierte al Estado japonés en dueño del faro erigido en una de las polémicas islas. Las Senkaku, llamadas Diaoyu por China y Tiaoyutai por Taiwán, han sido un constante foco de problemas diplomáticos desde que fueron reclamadas por Japón en 1895.
 
Tras la Segunda Guerra Mundial pasaron a estar bajo control del vencedor de la contienda en el Pacífico, Estados Unidos, que utilizó los deshabitados islotes como campo de tiro para sus maniobras militares. En 1972, fueron devueltas a Japón junto con el archipiélago de Okinawa, en medio de las renovadas protestas chinas y taiwanesas, avivadas por las prospecciones que descubrieron que esos territorios eran ricos en petróleo. Ya en 1978, militantes de extrema derecha japoneses erigieron el faro de casi seis metros de altura en Uotsuri, la mayor de las islas, lo que provocó otra ola de críticas en Taipei y Pekín. En marzo del año pasado, un grupo de siete chinos desembarcó en Uotsuri para reclamar la "devolución" a China de las islas, pero fueron detenidos y deportados a su país.
 
Hasta ahora, el faro estaba bajo propiedad nominal de un pescador de Okinawa y eran los propios constructores del edificio quienes se ocupaban de su mantenimiento y explotación. Sin embargo, por alegadas razones económicas, al no poder el dueño y el grupo derechista hacerse cargo de los gastos inherentes a la conservación del faro, acabaron traspasándolo al Estado, dijeron fuentes del Ministerio japonés de Exteriores citadas por la agencia Kyodo.

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