LD (EFE) Los ciudadanos congoleños han regresado a sus trabajos, los negocios han abierto sus puertas y el tráfico ha vuelto a la normalidad en el centro de Kinshasa, que fue el epicentro de un tiroteo entre partidarios de los dos rivales políticos que estalló el domingo pasado y que se provocó, al menos, cinco muertos.
La calma volvió después de tres días de intensos tiroteos gracias al acuerdo de alto el fuego firmado entre el presidente Joseph Kabila y el vicepresidente Jean-Pierre Bemba. Las Naciones Unidas fueron los responsables de impulsar el diálogo para que los enfrentamientos entre los efectivos de la guardia presidencial y miembros de la seguridad del líder de la oposición cesaran en la República Democrática del Congo (RDC).
La ONU pidió a ambos líderes que ordenaran la retirada de sus tropas y anunciaran un inmediato alto el fuego para calmar la tensión en la capital. El compromiso para cumplir con esa petición fue firmado por las dos partes. Por el momento, la lucha ha terminado y el alto el fuego es respetado, según informaron fuentes de las tropas de paz de la Unión Europea y de las Naciones Unidas.
El fuego cruzado de morteros, ametralladoras y lanzacohetes resonaron en Kinshasa desde el domingo, poco antes de que se dieran a conocer los resultados finales provisionales de los históricos comicios del treinta de julio, que confirmaron una segunda ronda entre Kabila y Bemba, propuesta para el veintinueve de octubre.