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Los cargos del Tratado de Lisboa restarán protagonismo a la presidencia española

Los dos nuevos cargos creados por el Tratado de Lisboa, el presidente permanente del Consejo Europeo y la alta representante para la Política Exterior y la Seguridad Común restarán protagonismo al jefe del Ejecutivo durante los seis meses que esté al frente de los trabajos de la UE.

El Tratado de Lisboa, que entró en vigor el pasado 1 de diciembre y cuya aplicación y desarrollo es uno de los objetivos de la presidencia española, implica algunos cambios en el funcionamiento de las instituciones comunitarias, entre ellos la presidencia de los Consejos, que ejercerá el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y no José Luis Rodríguez Zapatero.

Como presidencia de turno corresponderá a España dirigir las diversas formaciones del Consejo y colaborar con el presidente permanente en la fijación del orden del día y en la formulación de las conclusiones de las cumbres.

España será, por tanto, una presidencia "de transición" hacia la plena aplicación del Tratado y tanto Zapatero como el jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, han dejado claro el compromiso de la presidencia española de no "competir" con los "nuevos dirigentes" y ejercer sus funciones para "complementar" y dar "apoyo" a las nuevas instituciones y personalidades.

Eso sí, no por ello la presidencia española "renunciará" a sus responsabilidades. "Lo hará con modestia, discreción, trabajo y apoyo", dijo Moratinos en Bruselas durante la presentación de las prioridades del semestre. El objetivo, según el ministro, es que la aplicación del Tratado transcurra "con eficacia, suavidad y determinación".

España se compromete además a presentar "lo más rápidamente posible" el protocolo para que se puedan incorporar al Parlamento Europeo los 18 eurodiputados que logran escaño con el Tratado de Lisboa, cuatro de ellos españoles, a adoptar un reglamento para aplicar la iniciativa legislativa popular, otra de las novedades el Tratado, y a apoyar a Ashton para poner en marcha en abril el Servicio Exterior de Acción Exterior.

Otra de las particularidades de la presidencia española será la entrada tardía en funciones de la nueva Comisión Europea, que no estará plenamente operativa hasta febrero como consecuencia de los retrasos en la ratificación del Tratado de Lisboa.

Para que el nuevo equipo liderado por el portugués Jose Manuel Durao Barroso comience sus trabajos, los comisarios designados deberán antes someterse al visto bueno del Parlamento Europeo, que ha fijado las audiciones para los días 11 y 15 de enero en Bruselas y el 18 y 19 de enero en Estrasburgo. Joaquín Almunia, que ha sido nombrado por Barroso como uno de los siete vicepresidentes de la Comisión y futuro responsable de Competencia, acudirá el 12 de enero por la tarde a la sede del PE en Bruselas.

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