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Los manifestantes resisten el acoso policial en los aeropuertos de Bangkok

La Policía tailandesa ha conseguido estrechar el cerco sobre los manifestantes que ocupan los dos aeropuertos y que exigen la dimisión del Gobierno, después de que éstos obligasen a retroceder a las autoridades la madrugada del sábado. Mientras, los pasajeros siguen esperando.

La Policía tailandesa ha conseguido estrechar el cerco sobre los manifestantes que ocupan los dos aeropuertos y que exigen la dimisión del Gobierno, después de que éstos obligasen a retroceder a las autoridades la madrugada del sábado. Mientras, los pasajeros siguen esperando.

L D (Europa Press) Unos 2.000 seguidores de la Alianza del Pueblo para la Democracia obligaron esta madrugada a retroceder a unos 150 policías que establecían controles en el exterior del aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, el principal del país. Los manifestantes iban armados con barras de hierro, palos de golf y madera, y retuvieron a un policía y golpearon a otros en un control de seguridad, según versiones de los testigos.

Cabecillas de los opositores lograron después de media hora de conversaciones con los agentes del orden en un ambiente tenso que los cuerpos de seguridad retrocediesen. La Policía tiene montados ahora los controles de seguridad a unos dos kilómetros de la terminal para impedir que más tailandeses se unan a la protesta en Suvarnabhumi.

Frente a la terminal, varios miles de personas acampan con televisores portátiles, aparatos de música, sillas y mantas extendidas sobre el suelo, mientras que voluntarios de la Alianza distribuyen comida y bebida, observó Efe. Uno de los cabecillas de la Alianza, Chamlong Srimuang, anunció que la protesta que mantienen en los aeropuertos acabará antes del 5 de diciembre, día del cumpleaños del rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia.

Srimuang, ex gobernador de Bangkok y general del Ejército en la reserva, expresó su disposición para hablar con el primer ministro del país, Somchai Wongsawat, pero no en la ciudad de Chiang Mai porque está muy lejos, explicó. El gobernante trasladó temporalmente el jueves pasado la sede gubernamental a Chiang Mai, a unos 600 kilómetros al norte de la capital, plaza fuerte de su Partido del Poder del Pueblo y donde la Alianza cuenta con pocos apoyos.

Desde allí, declaró el mismo día el estado de excepción en Suvarnabhumi y el viejo aeropuerto de Don Muang, a unos 30 kilómetros al norte de Bangkok, pero no en la sede del Gobierno de Tailandia que tiene tomada la Alianza desde el 26 de agosto. El primer ministro encargó a la Policía Provincial que recupere Suvarnabhumi; y a la Policía Metropolitana, Don Muang, y ordenó a la Armada y la Fuerza Aérea que ofrezcan apoyo.

Las autoridades comenzaron el viernes a negociar con la Alianza una solución pacífica antes de recurrir a la fuerza, mientras que los líderes de la protestas han amenazado con una revuelta popular si los cuerpos de seguridad realizan una carga.

El ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra, depuesto hace dos años y huido del país, advirtió de que un nuevo golpe de estado militar acarreará un derramamiento de sangre, en un mensaje que publican varios diarios locales. En la nota, escrita desde Hong Kong, Shinawatra advirtió de que los militares golpistas no lo tendrán "tan fácil como en el pasado, pues la gente en Tailandia atraviesa ahora momentos duros".

Por otra parte, más de 100.000 pasajeros han perdido sus vuelos desde Bangkok a destinos internacionales y de Tailandia desde que las protestas paralizaron los dos aeropuertos de Bangkok.

Esa cifra de pasajeros que habrá perdido sus vuelos se aproximará a 300.000 en las próximas 48 horas, indicó el ministro tailandés de Turismo, Weerasak Kowsurat. Tailandia atraviesa una profunda crisis política desde las elecciones del año pasado, que ganaron los aliados de Shinawatra.

 

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