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Los pueblos rurales se rebelan contra la "hipocresía" de las elecciones legislativas en Marruecos

La población entera de Angfu, entre otras del Atlas de Marruecos, boicoteará este viernes las elecciones legislativas como protesta contra el sistema político y el poder del país. De esta manera renuncian a la emisión del voto porque según ellos nada cambiará y para recordarles a los políticos que los marginados existen y pasan hambre todos los días, no cada cinco años.

La población entera de Angfu, entre otras del Atlas de Marruecos, boicoteará este viernes las elecciones legislativas como protesta contra el sistema político y el poder del país. De esta manera renuncian a la emisión del voto porque según ellos nada cambiará y para recordarles a los políticos que los marginados existen y pasan hambre todos los días, no cada cinco años.
LD (Beatriz Mesa) La pregunta es diáfana "¿Por qué participar en unas elecciones fabricadas por y para los ricos?", se pregunta un joven de Angfu, un pueblo que como tantos otros se encuentra abandonado y ninguneado literalmente por las autoridades marroquíes. Hasta hace un mes, ningún responsable político se atrevió a pisar este lugar, que sobrevive sin electricidad y sin infraestructuras. Ni siquiera lo hicieron cuando sufría el peor azote del hambre y el frío que llegó a segar la vida el pasado año de veintiséis niños de sólo seis y once años.
 
La Delegación Gubernamental, aprovechando los pocos días que restan para las elecciones, se asomó por este pueblo –en helicóptero– el pasado 3 de agosto bajo el pretexto de conocer las necesidades de sus ciudadanos, aunque la realidad fue bien distinta como asegura un joven de 21 años. La delegación, lejos de interesarse por los problemas que acechan a esta zona rural, ha venido para estimular el voto, sin embargo ningún político se acercó cuando las familias alertaron sobre la crisis humanitaria. La mayoría de los ciudadanos no quieren oír nada sobre las elecciones legislativas, el desencanto hacia la cultura política marroquí es mayúsculo, por eso boicotearán masivamente estos comicios. Sólo les importa la supervivencia, proyecto por el que todos trabajan, pese a las dificultades y zancadillas puestas por los más adinerados, que vienen de las grandes ciudades para explotar y distribuir fuera su único recurso de subsistencia, los cedros.
 
La llamada al boicot que se extrapola al resto de los pueblos marginales será el arma de presión de la mayoría de los desamparados que ya se ha cobrado con una primera víctima: Alehyan Heddon Omáa, el interlocutor entre la delegación gubernamental  y los ciudadanos. A los pocos días de aquella interesada visita que se resumió en "falsas promesas", lo detuvieron y llevaron a prisión alegando un proceso que tenía abierto desde hacía cuatro años sobre un asunto de propiedad. Para su hijo, sin embargo, el arresto respondió a un claro complot contra su padre por ser el cabecilla de la población y agitador del boicot "utilizaron cualquier pretexto para quitárselo del miedo" dijo el hijo del encausado. Esta conversación no pudo continuar en la misma casa, o para ser exactos en la misma chabola donde fuimos recibidos los periodistas por la infiltración de un "chivato, que estropeó aquel encuentro.
 
El resto de los testimonios los dejaron en su mayoría gente joven. Fueron lo suficientemente gráficos para seguir entendiendo la proclamación del boicot. "Aunque hayamos recogido la tarjeta electoral –muchos por miedo o presión– no votaremos, la juventud ya está sufriendo demasiado, no hay nada, ni siquiera un centro sanitario. ¿Cómo vamos a pensar en elecciones?", expresó indignada otra víctima del sistema político para quien el rechazo electoral será declarado especialmente por gente de su edad.
 
En Tirgihis, donde el ambiente electoral se mostraba encolerizado, los ciudadanos de este pueblo se rebelaron contra los militantes del partido ecologista que se dedicaron a repartir octavillas a favor de sus candidatos. Ante los ojos de los promotores del voto, mayores y niños destruyeron una a una cada papeleta para demostrar lo poco que les importa las elecciones legislativas y adelantar lo que harán este siete de septiembre: no votar. Oubni Yaihai tenía ganas de expresarse y así lo hizo "estamos en cuarentena, no votaremos porque el gobierno nos ha olvidado, nada va a cambiar si participamos en estas elecciones, seguiremos sumidos en la pobreza, ignorancia e indignidad". La urna aún no había llegado al colegio de Tirghis. Tampoco la echarán de menos.
 

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