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Los talibanes reciben 1.800 euros por cada soldado de la OTAN que asesinan

¿Cuánto vale la vida de un soldado de la OTAN? 1.800 euros. Esa es la cantidad que los terroristas (autodenominados “insurgentes” ) entregan a los talibanes afganos por cada asesinato que perpetran.

Con la muerte de los 213 soldados solo este año en Afganistán, los talibanes se habrían embolsado más de 400.000 euros, según publica The Times. El diario británico ha desvelado estos pagos, aunque desconoce desde cuando se llevan produciendo.

¿De dónde sale todo este dinero? Al parecer, la fuente de financiación de los terroristas procede de los impuestos de los cultivadores de opio, de donantes de los Estados del Golfo que distribuyen el dinero a través de Dubai, y los jefes talibanes de Pakistán.

Los terroristas, que emplean técnicas de “disparo y huída ” contra los convoyes y las patrullas de a pie, también utilizan informantes pagados para confirmar las muertes de cada soldados de la OTAN. Según ha declarado uno de los terroristas a The Times, se trata de una depurada técnica: “No podemos mentir a nuestros comandantes, pueden comprobar si realmente ha habido una pelea en esa zona” y añade que “recibimos dinero si también conseguimos material. Una pistola puede costar unos 1000 dólares” aseguró el terrorista, que opera en la zona afgana de Khost, con 60 talibanes a sus órdenes.

El dinero suele llegar a los cabecillas a través del sistema tradicional hawana, habitual en muchos países musulmanes. Después, lo reparten entre sus hombres, que a veces lo celebran con una gran fiesta.  “Es mucho dinero para nosotros. No nos importa matar extranjeros: su sangre nos permite alimentar a nuestras familias, y cuánto más matamos, más se debilitan” manifiesta uno de los terroristas, de la provincia de Grozni. “Por supuesto que celebraremos una gran fiesta”.

Paralelamente, mientras se producen estos pagos, el gobierno afgano ultima su plan “para poner fin a la insurgencia”, que planea atraer a los jefes de menor rango para que abandonen la violencia. ¿Y cómo piensan convencerlos? Ofreciéndoles trabajos en la agricultura y la ganadería, y formación profesional en el tejido de alfombras y carpintería. También pueden ingresar en las fuerzas de seguridad afganas.

El texto de esta estrategia indica que: “Estamos cansados de la guerra y la división, hemos derramado demasiadas lágrimas. Fuera de la división vamos a construir la unidad”.  Reino Unido, junto a sus aliados internacionales, inyectaron 110 millones de libras para financiar esta “reintegración", hace solo unos meses en una conferencia en Londres. 

El proyecto, funciona de la siguiente manera: los mal llamados “insurgentes “ que quieran abandonar las armas y unirse al gobierno afgano, se someterán a un período de reflexión de 90 días en centros de “desmovilización” donde recibirán documentos de identidad biométricos.

Después, se les concede la amnistía  a condición de que rompan todos los vínculos con Al Qaeda y renuncien a la violencia. Reforzarán esta decisión con clases de “desradicalización” impartidas por mulás, y serán sometidos a tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Pero, por el otro lado, los terroristas conocen estos pagos por cada soldado muerto de la OTAN. ¿Contrarrestará el plan del gobierno la tentadora cifra de 1.800 euros por persona?.

El analista de Hardvar Matt Waldman considera que estos planes no abordan la naturaleza subyacente que hace a los afganos lanzarse al combate, sobre todo entre los núcleos más pobres y más aislados del país. “La reintegración que proponen aborda los síntomas pero no la enfermedad misma” asegura.  

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