L D (EFE) Sarkozy aseguró en La Baule (oeste de Francia), ante 800 militantes de la UMP, que no será, "hoy ni mañana", "el hombre que dividirá a la derecha". El de La Baule ha sido su primer acto público desde que Jacques Chirac se sirviera de su alocución televisada del 14 de julio (fiesta nacional) para llamarle al orden.
Sarkozy –el político más popular de la derecha francesa, y cuyas aspiraciones a instalarse en el Elíseo en 2007 son de sobra conocidas– dijo que "no habrá guerra" porque él no la hará, ya que en su opinión los conservadores franceses tienen "mejores cosas que hacer" que dedicarse a "arreglar cuentas" entre ellos.
Sobre las declaraciones de Chirac, el titular de Economía comentó que el presidente "dijo lo que pensaba", y que él, por su parte, no dirá "una palabra más", porque "no se construye el futuro marcando un gol en propia puerta".
"Mientras tenga su confianza continuaré (en el Gobierno)", afirmó Sarkozy, para a continuación advertir de que no hará "cosas en las que no crea", porque –reflexionó– si bien "nadie es propietario de su cartera ministerial", tampoco "nada debe ir contra las propias convicciones". Asimismo, reiteró que no entrará en polémicas, porque "los únicos que se aprovecharían" de ellas serían los rivales de la UMP.