Nuevo brote de violencia contra la minoría cristiana en Egipto. El pasado sábado los musulmanes quemaron una iglesia en el sur de El Cairo. Una agresión más en los últimos meses.
Como protesta ante este nuevo ataque los cristianos iniciaron una jornada de protesta y cortaron una autovía con una sentada pacífica. Este hecho fue suficiente para que los radicales islámicos aprovechasen para iniciar una nueva jornada de la ira.
De hecho, un portavoz de las iglesia en la zona afirmó que más de 200 musulmanes llegaron donde estaban los cristianos al grito de "¡Alá es grande!" y empezaron a atacarles con piedras.
Este ataque y la defensa de los cristianos desembocó en un balance de 13 muertos y 140 heridos, algunos de ellos de bala. También lanzaron cócteles molotov.
Este grave ataque se produjo en la montaña del Moqqatam, uno de los barrios más pobres de la capital y donde viven hacinados miles de cristianos que viven de la recogida y del reciclaje de basura. No hay que olvidar que los cristianos son considerados ciudadanos de segunda en Egipto.
Los vecinos de este barrio acusaron de complicidad al Ejército puesto que los atacantes se escudaron tras los vehículos blindados para poder atacar a los cristianos. Cinco fábricas y varias casas fueron quemadas. Junto a ellos, sólo dos no fueron quemados. "Son de musulmanes", afirmaba una mujer.
La iglesia quemada el domingo por los musulmanes se produjo después de que una familia musulmana atacara a una cristiana por el romance de una chica musulmana con una cristiana. En este ataque hubo dos muertos, lo que desencadenó esta nueva ola de integrismo religioso.