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Villepin dice que no tiene "ambiciones presidenciales" y deja vía libre a Sarkozy

A diez meses de las elecciones al Elíseo, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, aseguró este miércoles que no tiene ambiciones presidenciales y prometió dedicarse a su labor gubernamental hasta el último momento, con la lucha por el empleo como máxima prioridad. Consciente de que su rival, actual número dos del Gobierno y líder del partido conservador gobernante, UMP, Nicolas Sarkozy, aspira a llevar los colores de esta formación en los comicios presidenciales de 2007, Villepin dijo que si "tal o cual" miembro del Ejecutivo desea lanzarse a esa batalla, "respeto esta decisión".

A diez meses de las elecciones al Elíseo, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, aseguró este miércoles que no tiene ambiciones presidenciales y prometió dedicarse a su labor gubernamental hasta el último momento, con la lucha por el empleo como máxima prioridad. Consciente de que su rival, actual número dos del Gobierno y líder del partido conservador gobernante, UMP, Nicolas Sarkozy, aspira a llevar los colores de esta formación en los comicios presidenciales de 2007, Villepin dijo que si "tal o cual" miembro del Ejecutivo desea lanzarse a esa batalla, "respeto esta decisión".
L D (EFE) En rueda de prensa, al ser preguntado por sus intenciones para 2007 el primer ministro galo dijo: "Lo he dicho desde el primer día al llegar a Matignon (sede del Gobierno): no tengo ambiciones presidenciales" y "hasta el último día asumiré la tarea que me ha confiado el presidente de la República", Jacques Chirac.  
 
Sobre la probable candidatura de Sarkozy añadió que "si puede ser para nuestra mayoría la baza maestra y ganadora, yo estaría encantado".  En las últimas semanas, en las que las relaciones entre Villepin y su mayoría parlamentaria se pusieron muy tensas, hasta el grado de que varios diputados de la UMP llegaron a pedir públicamente su partida, era objeto de presiones para clarificar sus intenciones para 2007.

Villepin trató de quitar importancia al descontento entre las filas de la UMP, al afirmar que es normal e incluso "deseable" que haya debates en el seno de una mayoría, y explicó que esto permite llegar a "un equilibrio" en los proyectos de ley. A la vez, el políticamente debilitado Villepin, al que su mentor, Chirac, renovó su confianza el pasado lunes en una entrevista televisada, prometió "intensificar" la concertación con su mayoría parlamentaria, tal como le había pedido el presidente. Y, tal como había hecho la víspera, junto a Sarkozy, en un encuentro con legisladores de la UMP antes del receso parlamentario estival, insistió en la necesidad de la unión.

Para ganar en 2007 (en que las Legislativas seguirán a las Presidenciales), "necesitamos mucha unión, mucha concertación" y "trabajaré para profundizarla", afirmó. El primer ministro, cuya popularidad está por los suelos, como la de Chirac, quiso quitar importancia a su impopularidad: es "el precio" del "difícil" trabajo gubernamental, en el que "no es forzosamente fácil ganar puntos, al menos en los sondeos".

Negó que tras la crisis de la reforma laboral juvenil (CPE) que impulsó y que está ya sepultada, haya desistido de lanzar reformas y afirmó que no sólo se hace avanzar la sociedad con "grandes reformas" sino también con "pequeños" pasos, "a veces menos espectaculares pero igual de eficaces". Villepin, que espera "buenas noticias" sobre la tasa de paro en breve (se anuncian la de mayo el viernes), dijo que su bajada (un punto en un año) seguirá y que esa tasa caerá por debajo del 9% en los "próximos meses", gracias a los programas ya en marcha.

Para alejarse del paro masivo (para él, implica bajar la tasa de paro hasta el 7% de la población activa) hay que construir "un nuevo equilibro social basado en el pleno empleo", y es preciso reflexionar sobre "la adaptación de nuestro modelo económico y social", lo que será uno de los retos de las elecciones, argumentó. El empleo, dijo, es "lo que permite construir una sociedad más justa, más abierta y confiada", que "relance el ascensor social y la igualdad de oportunidades".

Como respuesta a la ola de violencia que azotó a los barrios conflictivos de Francia el pasado otoño, el Gobierno impulsó la ley de igualdad de oportunidades, votada por el Parlamento la pasada primavera y de la que se eliminó la reforma laboral juvenil después de las movilizaciones estudiantiles y sindicales en su contra. Al subrayar que "la educación es la clave de la igualdad de oportunidades", Villepin anunció, entre otras medidas, un programa a favor de 249 colegios difíciles, con mil docentes experimentados y 3.000 asistentes pedagógicos para el nuevo curso escolar.

También anunció la puesta en marcha de estructuras "especializadas" para los alumnos que "perturban" el desarrollo de las clases. Por otra parte, excluyó una regularización masiva de las familias de inmigrantes indocumentados con hijos escolarizados en Francia, si bien dijo querer combinar la "humanidad con la firmeza indispensable".

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